Por: Dra. Fátima Hernández Huerta
Que tiene que ver una con la otra?
Muchísimo, lo primero que tenemos que entender es que los pensamientos negativos y las emociones, impiden que nuestro cerebro produzca algunas substancias químicas que nos ayudan a mantener una buena salud.
Si entendiéramos que cada una de las enfermedades empezó con un pensamiento, haríamos demasiado énfasis en tener ideas y emociones que generen algo bueno en nosotros.
Entonces, “Somos lo que pensamos”, considerando el poder que tiene la mente en nuestra salud.
Esos pensamientos generan emociones y esas emociones crean química cerebral, mandando mensajes para llevar a cabo todas las actividades y funciones corporales con la liberación de substancias como hormonas, proteínas, adrenalina o dopamina según sea tu pensamiento.
Sabemos que la adrenalina trae un sin número de enfermedades crónicas por su creación y síntesis de glucógeno y cortisona, que en exceso se verá reflejado en grasa acumulada y acidez metabólica.
Por otro lado, la serotonina y la dopamina generan lo contrario, bloquean el cortisol además de causar felicidad, oxigenación, regeneración celular y ayuda a mantener equilibrado el OH.
En una predisposición hacia determinados estados de ánimo, cualquier alteración puede hacernos experimentar una gran motivación o la más profunda tristeza.
Por ello la importancia de trabajar en la mente, los pensamientos y la actitud.
La forma en que enfrentas la vida no solo puede ayudarte a reducir los niveles de estrés, sino que disminuye el nivel de cortisol y con esto la susceptibilidad a enfermedades.
Herramientas importantes para prevenir y atender enfermedades crónicas y tratar de llevar una vida saludable.
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