California está llena de rincones que guardan historias, pero pocos han resistido el paso del tiempo como este. En los acantilados de Mendocino, con el Pacífico extendiéndose hasta el horizonte, un bar histórico ha sido testigo de nueve décadas de encuentros, charlas y copas compartidas.
Su atmósfera, marcada por madera oscura, luz tenue y el sonido del mar de fondo, lo ha convertido en un refugio para locales y viajeros. Hablamos Dick’s Place, un clásico que ha servido tragos desde 1934 y ha sido un punto de encuentro en esta pintoresca costa.
Luego 91 años, sus propietarios decidieron venderlo por 3.5 millones de dólares y dejar su futuro en incertidumbre. La posibilidad de su cierre ha generado nostalgia y preguntas sobre lo que vendrá. ¿Seguirá siendo un símbolo de la zona o se perderá como tantos otros lugares icónicos?
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¿Cómo surgió este icónico lugar?
La historia de Dick’s Place comenzó en 1934, cuando Dick Cecchi abrió el bar tras el fin de la Prohibición, según el Mendocino Beacon. Junto a su esposa Dora, convirtió el sitio en una guarida para trabajadores madereros y pescadores que buscaban un trago después de largas jornadas.
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Tras su muerte en 1967, su hijo Pete Cecchi, veterano de guerra, tomó las riendas y mantuvo el bar fiel a sus raíces. Mientras Mendocino se llenaba de artistas y hippies, él se resistía al cambio. Según Eula Lenihan, actual propietaria, si alguien no le gustaba, simplemente se negaba a atenderlo.
Con el tiempo, el bar pasó por varias manos, incluido el Hotel Mendocino, hasta que Eula, quien trabajaba allí desde los años 90, terminó adquiriéndolo en el 2013.
¿Cómo es por dentro este rincón de la costa de California?
Su interior está lleno de recuerdos, con paredes cubiertas de reliquias y un juego de cuernos de toro montados sobre la barra, regalo de un ranchero local tras un incidente con el propio Dick Cecchi.
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Su icónico letrero de neón, el único permitido en Mendocino, sigue brillando como testigo del paso del tiempo. Desde el 2013, Eula y Mike Lenihan lo han mantenido con renovaciones necesarias sin alterar su esencia.
Ahora, el bar está en venta por 3,495,000 dólares, y su destino depende del próximo dueño. Con 91 años de tradición, aún espera que su próximo capítulo lo mantenga como un ícono en la costa californiana.
