Durante los últimos meses, tanto residentes como las propias autoridades de algunas zonas costeras de Estados Unidos comenzaron a preocuparse por un fenómeno cada vez más frecuente que ocurre en su región. La aparición de ciertos objetos en las playas, que podrían ser dañinos para la comunidad, tiene en alerta a varias ciudades del país.
Varios habitantes de Long Beach, en Washington, descubrieron cosas extrañas a lo largo de la costa de la península. Estos artículos no tenían que ver con piezas utilizadas por pescadores o actividades afines, sino con restos de contenedores de transporte comercial perdidos en mar abierto.
La situación es cada vez más grave y, en ese sentido, desde el Concejo Mundial de Transporte Marítimo, informaron que, en promedio, alrededor de 1,500 containers se perdieron anualmente durante los 16 años que han rastreado. Sin embargo, otros grupos sostienen que esta cifra es aún mayor y los últimos informes indicaron que tan solo en el 2022 se perdieron 650 contenedores, mientas que unos 200 fueron extraviados el año pasado.
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Tapón de basura es la causa de inundaciones en San Rafael Chamapa, Naucalpan
¿Qué artículos son transportados en estos contenedores?
Los voluntarios que limpian las playas de sus localidades suelen encontrar objetos de todo tipo en la superficie. Las autoridades y documentos judiciales demostraron que hay barcos que transportaban más de 100,000 dólares en cascos de bicicleta y miles de cajas de zapatillas, así como productos electrónicos y otros bienes más peligrosos como baterías, etanol y fuegos artificiales.
Este “derrame de contenedores de envío”, como se conoce a la pérdida de buques en el mar, aumenta de manera significativa los remolinos de basura del océano. Sus variados contenidos provocan cada vez más el envenenamiento de la pesca y los hábitats de los animales, lo que preocupa a toda la comunidad que reside en las cercanías.
Los científicos y defensores del medio ambiente sugieren que se debe hacer más para rastrear estas pérdidas y prevenir esta contaminación, ya que hay enormes consecuencias ambientales. El biólogo marino Andrew DeVogelaere, del Santuario Marino Nacional de la Bahía de Monterey en California, dijo al medio AP: “Estamos dejando cápsulas del tiempo en el fondo del mar con todo lo que compramos y vendemos, ahí sentadas tal vez durante cientos de años”.
¿Cuáles son las medidas que se toman al respecto?
Aunque todavía se desconoce el impacto a largo plazo, científicos del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey en el Estado Dorado comenzaron a estudiar los cambios provocados por los recipientes encontrados en el fondo marino.
Asimismo, el presidente y director ejecutivo del Concejo Mundial de Transporte Marítimo, Joe Kramek, dijo que la industria está investigando formas de reducir los errores en la carga y apilado de contenedores, así como en la navegación de los barcos a través de aguas turbulentas. “No nos gusta cuando esto ocurre, pero el entorno marítimo es uno de los más difíciles para operar”, aseguró.
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A principios de este año, la Organización Marítima Internacional de las Naciones Unidas adoptó enmiendas a dos tratados oceánicos globales destinadas a aumentar la transparencia en torno a los containers de transporte perdidos. Esos cambios, que se espera que entren en vigor en el 2026, requerirán que los barcos informen de las pérdidas a los países costeros cercanos y a las autoridades donde están registrados, para prevenir inconvenientes.
