La difunta monarca británica, Isabel II, era conocida por su amor a los animales, especialmente a sus adorados corgis. Sin embargo, pocos sabían del peculiar método que empleaba para mantener a sus peludos amigos en calma.
Según el libro “Q: A Voyage Around the Queen” de Craig Brown, la reina utilizaba un instrumento musical poco convencional para silenciar a sus corgis más bulliciosos:
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¿Cómo calmaba la reina Isabel II a sus perros corgis?
La difunta monarca, que murió a los 86 años en septiembre de 2022 en su finca de Balmoral, en Escocia, era famosa por su amor a su colección de corgis y dorgis, y el experto en la realeza Craig Brown ha dicho en su nuevo libro ‘Q: A Voyage Around the Queen’ que utilizaba un método inusual para mantenerlos callados.
La reina Isabel II aterrorizaba a los pasajeros al conducir a alta velocidad
Así lo escribió en su tomo: “Casualmente, la forma de ahuyentar a un corgi beligerante es la misma que para un ser humano beligerante: un toque de gaita. Afortunadamente, la Reina siempre tenía a mano un juego de gaitas”.
Su difunta Majestad también tuvo a mano a un gaitero, Jim Motherwell, en la década de 1990, y en su libro, Craig cita al músico hablando con su colega, la biógrafa real Penny Junor, diciendo que “el tono de las gaitas parece herir los oídos de la mayoría de los perros”.
El músico añadió en su cita: “La mayoría de los corgis dejan de hacer lo que estén haciendo y se alejan, como si les doliera”.
Craig también recordó en su libro cómo desplegó un método más básico para tranquilizar a sus corgis cuando invitó al ex Primer Ministro británico, Gordon Brown, a Balmoral.
Cuando el Sr. Brown y su familia estaban “rodeados” por los corgis de la Reina, los hijos del ex primer ministro se sintieron “felices y sorprendidos a partes iguales cuando la Reina mandó callar a uno de sus perros”.
Añadió que los perros de la difunta monarca tenían fama de “impredecibles” y “temperamentales”, con problemas de comportamiento.
Craig también dijo que muchas personas habían sido mordidas por ellos. Y añadió que los corgis y los dorgis eran “mimosos en un momento” y “psicópatas al siguiente”.
Refiriéndose a la familia mafiosa de ‘El Padrino’, el escritor los calificó de “Corleones del mundo canino”.
Destacó que, aunque las mascotas eran impredecibles, proporcionaban a la Reina una gran sensación de bienestar, ya que eran “rebeldes de una forma que la Reina Isabel II nunca podría ser”.
Craig añadió: “Su clamor era su refugio, su indiferencia su consuelo”.
