En medio de una disputa judicial y nacional por la situación de los migrantes que llegan de manera ilegal a Texas, Estados Unidos, por medio de la frontera con México, ahora una nueva problemática se suma para ambas partes. Sin embargo, en esta ocasión no tiene que ver con los ciudadanos, sino por un tratado que firmaron años atrás.
Tanto funcionarios mexicanos como estadounidenses intentan resolver los pormenores del acuerdo sobre el agua que fue establecido hace décadas, el cual suministra irrigación crítica a los agricultores texanos, quienes advierten “una temporada desastrosa para los cítricos y el azúcar”. Este convenio de 1994 lleva años discutiéndose, pero en la actualidad la escasez de agua provocada por la sequía es la más grave en 30 años y se suma también a los conflictos políticos ya existentes sobre el maíz genéticamente modificado.
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¿Qué dice el tratado y por qué genera polémica?
Según las cláusulas del pacto firmado, México debe enviar 431.7 millones de metros cúbicos anuales de agua desde el Río Grande a EU durante un ciclo de cinco años. Actualmente, mientras se transita el cuarto año, el país latino exportó solo alrededor del 30% de lo que debería haber destinado, lo que significa la cantidad más baja en este momento, según datos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), que supervisa el tratado.
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Desde la comisión, su secretario Manuel Morales explicó que México “está trabajando para cumplir con sus compromisos” pero sentenció que la escasez de agua “se debe al cambio climático”, mientras que este convenio permite más tiempo para entregar agua “en caso de sequía extraordinaria”. Por su parte, la autoridad nacional del agua, Conagua, asegura que la sequía severa “ha empeorado” y que se enfrentan a las peores condiciones desde el 2011.