La conexión entre Halloween y el amor puede parecer un poco extraña a primera vista, pero en realidad tiene raíces profundas en antiguas tradiciones y creencias.
Halloween tiene sus orígenes en la antigua fiesta celta de Samhain, que marcaba el fin de la cosecha y el comienzo del invierno. Se creía que en esta noche, el velo entre el mundo de los vivos y el de los muertos se volvía más delgado, permitiendo que los espíritus se comunicaran con los vivos.
Esta conexión con lo sobrenatural creaba un ambiente propicio para la adivinación y la búsqueda de respuestas sobre el futuro, incluyendo el amor.
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¿Por qué se buscaba el amor en Halloween?
La cosecha era un momento de abundancia y renovación, lo que se asociaba con la fertilidad y el amor. En este sentido, Halloween se convertía en una celebración de la vida y el ciclo natural, incluyendo el amor como parte fundamental de este ciclo.
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Rituales para encontrar el amor en Halloween
Para las jóvenes solteras, Halloween era una noche de esperanza y expectativas. Con el corazón a flor de piel, se aventuraban al campo en parejas, buscando la col que les revelaría los secretos de su futuro esposo. La tradición dictaba que la primera col que encontraran sería un espejo de su amado: si era grande y robusta, su novio sería fuerte y apuesto; si era pequeña y retorcida, quizás su futuro esposo fuera de baja estatura y algo peculiar. Pero la col ofrecía mucho más que un simple retrato físico. Si la raíz estaba llena de tierra, se decía que el novio sería adinerado; si el tallo era suave y liso, tendría un carácter apacible; y si era áspero y lleno de nudos, la relación estaría marcada por discusiones y desacuerdos.
¿Y qué sucedía si una joven no tenía a nadie con quien compartir esta antigua tradición? No había problema. La superstición irlandesa ofrecía un ritual solitario igualmente revelador. A la luz de una vela, la chica se colocaba frente a un espejo, cerraba los ojos y mordía una manzana. Al abrirlos, se decía que vería reflejado el rostro del hombre al que amaba, inclinado sobre su hombro.
Incluso las parejas ya establecidas aprovechaban la magia de Halloween para echar un vistazo a su futuro en común. Un ritual popular consistía en colocar dos nueces en el fuego. Si las nueces ardían juntas sin separarse, se creía que el matrimonio sería feliz y duradero. Sin embargo, si las nueces chisporroteaban y se separaban, augurando discusiones y desacuerdos.