Las frases de Frida Kahlo son una invitación a reflexionar sobre la vida, el amor, el dolor y la belleza que nos rodea, son palabras que siguen inspirando a millones de personas en todo el mundo.
Son un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante y crear algo hermoso.
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¿Quién fue Frida Kahlo?
Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, conocida como Frida Kahlo, fue una pintora mexicana que nació en Coyoacán, Ciudad de México, el 6 de julio de 1907, y falleció en el mismo lugar el 13 de julio de 1954.
Su vida estuvo marcada por el dolor y el sufrimiento, tanto físico como emocional. A los 18 años sufrió un grave accidente de autobús que la dejó con la columna vertebral fracturada y la obligó a pasar largos periodos postrada en cama.
A pesar de las adversidades, Frida Kahlo nunca se rindió. Encontró en la pintura una forma de expresar su dolor, sus experiencias y su visión del mundo.
La artista mexicana, también estuvo marcada por un amor apasionado y tumultuoso con el muralista Diego Rivera, con quien se casó dos veces.
Su obra, caracterizada por su realismo crudo, sus colores vibrantes y su simbolismo profundo, la convirtió en una de las artistas más importantes del siglo XX.
¿Cuáles son las mejores frases de Frida Kahlo?
“Yo, que me enamoré de tus alas, jamás te las voy a querer cortar”.
“Enamórate de ti. De la vida. Y luego de quien tú quieras”.
“Donde no puedas amar, no te demores”
“¿Se pueden inventar verbos? Quiero decirte uno: yo te cielo, así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida... Somos de la misma materia, de las mismas ondas”.
“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarse a que te devore desde el interior”.
“Te necesito tanto que me duele el corazón”.
“Te mereces un amante que te quiera despeinada, con todo y todas las razones que te hacen despertarte deprisa y los demonios que no te dejan dormir”.
“Soy mi propia musa, soy la persona que mejor conozco. El tema que quiero conocer mejor”.
“Quise ahogar mis penas en licor, pero las condenadas aprendieron a nadar”.
“¿Qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?”
“Al final del día, podemos soportar mucho más de lo que creemos que podemos”.
“Mi sangre es un milagro que, desde mis venas, cruza el aire de mi corazón al tuyo”.
