El ansiado proyecto del tren de alta velocidad de California, que conectará las ciudades de San Francisco y Los Ángeles a un ritmo de hasta 220 millas por hora (354 kilómetros por hora), continuará su construcción en el 2025. Sin embargo, presenta algunas expectativas y riesgos que podrían complicar su futuro.
En el 2008, los votantes del Estado Dorado aprobaron la Proposición 1A, una medida de bonos para crear el ferrocarril de alta velocidad con un sistema totalmente eléctrico de trenes de pasajeros. Incluso 17 años después, los residentes siguen con atención las novedades compartidas por las autoridades estatales, y este año podría ser crucial para su realización.
Actualmente, los líderes de ciudades como Fresno, Merced y Bakersfield tienen grandes esperanzas en lo que significará para sus economías la línea ferroviaria y las estaciones que estarán ubicadas en sus territorios. Pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca implica ciertos temores.
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¿Qué sucede con la construcción del tren de alta velocidad de California?
De acuerdo a las medidas que tomó el republicano durante su primer mandato, la Autoridad de Ferrocarriles de Alta Velocidad de California (CAHSR, por sus siglas en inglés) y el gobernador, Gavin Newsom, anticipan una oposición al tren bala por parte de la nueva administración, así como un posible corte de fondos federales para el proyecto.
A su vez, los costos para su creación han subido durante estos años y el alcance del proyecto se redujo. En tanto, los funcionarios estatales ahora esperan que su segmento operativo inicial desde Merced a Bakersfield pueda inaugurarse entre el 2030 y el 2033.
¿Por qué los costos del tren siguen aumentando?
Su valor fue, desde un principio, un aspecto en constante cambio del proyecto. Para construir la ruta de 520 millas (836 km) de San Francisco a Los Ángeles, las autoridades dieron a conocer que aumentó a una estimación máxima de alrededor de 128 mil millones de dólares.
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La propuesta original anticipaba que alrededor de un tercio del dinero provendría del bono estatal, otro tercio del gobierno federal y el tercio restante de inversión privada. Sin embargo, los republicanos en el Congreso presentaron leyes que intentaban impedir futuros pagos federales para el proyecto ferroviario.
Asimismo, la administración Biden proporcionó más de 3.3 mil millones de dólares de la Ley Bipartidista de Infraestructura, y el estado había financiado la construcción a través de una combinación de los bonos de la Proposición 1A y el dinero de límites máximos y comercio del programa de reducción de gases de efecto invernadero de California, provenientes de empresas que participan en subastas estatales para comprar créditos para compensar sus emisiones de contaminación del aire.
Hasta el momento, se completaron los trabajos en 22 millas (35 km) de la ruta en el condado de Kern, preparando el terreno para comenzar a colocar vías de acero y sistemas de señalización y seguridad. Sin embargo, el proyecto ferroviario enfrenta preguntas difíciles este año que podrían decidir si alguna vez se terminará el ambicioso sistema de tren bala, como por ejemplo qué medida tomará Trump respecto a esta mega obra de transporte.
