El crecimiento poblacional en Texas plantea nuevos desafíos, y uno de los más urgentes es el acceso al agua. A medida que las ciudades se expanden, garantizar el suministro a largo plazo se vuelve una prioridad. En ese contexto, las autoridades locales están apostando por soluciones de gran escala para evitar futuros escenarios de escasez.
Una de las ciudades que ya tomó cartas en el asunto es Austin. La capital del estado tiene una gran presión sobre sus recursos hídricos, por lo que ha decidido avanzar con un ambicioso proyecto de infraestructura para asegurar el acceso al agua en los próximos años.
Este año, la ciudad texana invertirá más de mil millones de dólares en la renovación y ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales Walnut Creek. Se trata de una de las obras más relevantes en la historia reciente de la ciudad, aprobada en el 2024 tras más de una década de trabajos previos.
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¿Por qué esta ciudad de Texas lucha contra la falta de agua?
Austin debe asegurar el suministro de agua en medio de sequías más frecuentes y una población en aumento. Según su sitio web oficial, la planta de tratamiento Walnut Creek juega un papel esencial en esta tarea, ya que procesa una gran parte de las aguas residuales antes de devolverlas al río Colorado.
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Esta planta fue construida en 1977 con capacidad para tratar 18 millones de galones diarios. Sin embargo, debido al crecimiento urbano, se ha ampliado varias veces -en 1987, 1990 y 2005- hasta alcanzar los 75 millones de galones al día.
Aun con esas mejoras, la ciudad tuvo que activar restricciones de agua en la etapa 2 debido a la sequía que afecta a gran parte del estado. Además, otro riesgo es el exceso de lluvias.
¿En qué consiste el proyecto millonario?
Este ambicioso plan de Texas comenzará en el verano del 2025 y tendrá una duración estimada de seis años, hasta el 2031. Las obras se desarrollarán por etapas para que la planta pueda seguir operando sin interrumpir el servicio a los hogares.
Según un comunicado de Austin Water, se reemplazarán equipos antiguos como las máquinas de cribado, que retiran desechos sólidos del agua residual antes del tratamiento. También se eliminará el uso de cloro, reemplazándolo por un sistema de desinfección con luz ultravioleta (UV), más seguro y amigable con el medio ambiente.
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Por su parte, se ajustará el proceso de tratamiento para reducir la cantidad de nutrientes que favorecen el crecimiento de algas, una mejora clave para proteger la salud del río Colorado