Desde hace algunos años, muchos estadounidenses comenzaron a elegir lugares que tengan ciertas comodidades para su vida cotidiana, lo que ocasionó que nacieran múltiples pueblos fantasmas en el país por la emigración de su población. Sin embargo, un informe alertó a las autoridades tras revelar que en algunas zonas rurales de Texas existen cientos de suburbios abandonados por el impresionante “boom” de sus residentes.
A principios de 1900, muchos sitios dentro del Estado de la Estrella Solitaria fueron creciendo a raíz de la incorporación de rutas o del ferrocarril, que acercaban a familias a destinos fuera de las grandes localidades. Allí, lograron fundar lugares que llamaron “metrópolis de los llanos” por su prosperidad, pero tiempo después fueron desapareciendo.
¿Cuántos pueblos fantasmas hay en Texas?
Según las últimas estimaciones, actualmente existen 511 pueblos fantasmas en Texas, que están completamente desiertos y abandonados por lo que fueron en algún momento sus habitantes.
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Gómez, Becton, Estacado, Bartonsite, Celine y Claude son algunos de los que están en extinción tras la emigración masiva de sus residentes, por distintos motivos que los acercaron a espacios más grandes. De hecho, quienes habitan allí advierten que podrían desaparecer si pierden más ciudadanos.
¿Por qué razón la gente se va de estos pueblos de Texas?
El demógrafo del estado, Lloyd Potter, dijo que en la actualidad las oportunidades económicas son cada vez más limitadas en las zonas rurales. “A medida que la población comienza a disminuir, la capacidad para operar el comercio minorista es limitada, lo mismo ocurre con la atención médica”, sentenció.
“La Texas rural es difícil. El clima es bastante intenso, la economía y la oferta laboral es muy baja. Los que continúan son en parte por elección, pero en su mayoría siguen porque nacieron y crecieron allí, y no tienen otras opciones reales para mudarse”, remarcó el especialista.
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Por su parte, la directora ejecutiva de Texas Downtown, una red de defensa rural, Tania Moody, aseguró que los pueblos pequeños necesitan invertir en infraestructura de calidad de vida para retener a los jóvenes y evitar el fenómeno llamado “fuga de cerebros”, es decir, la canalización de jóvenes inteligentes y talentosos de áreas rurales hacia mejores oportunidades.
En ese sentido, distintas investigaciones demostraron que la fuga de cerebros afectó a las comunidades rurales desde principios de la década del 2000. Desde el este de las Llanuras del Sur hasta Dallas-Fort Worth, el estado está viendo crecer a los pueblos fantasmas.
