Desde el miércoles 1 de enero del 2025, los conductores en Texas ya no tienen la obligación de realizar inspecciones vehiculares anuales, un cambio significativo en la regulación estatal con el fin de simplificar las responsabilidades de los automovilistas. Sin embargo, expertos y autoridades advierten sobre los posibles riesgos de esta medida a mediano y largo plazo.
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La ley, aprobada en el 2023, eliminó el requisito de inspección para vehículos de uso personal, aunque se mantiene como obligatorio para los comerciales. Si bien el objetivo es reducir costos y trámites, los críticos señalaron que la falta de inspecciones podría abrir la puerta a futuros problemas.
¿Qué implica la nueva regulación de Texas?
Con la eliminación de la inspección anual, los conductores solo están obligados a pagar una tarifa de registro de 7.50 dólares, sin necesidad de realizar pruebas de seguridad o emisiones. Esto contrasta con el sistema anterior, donde los propietarios debían someter sus vehículos a inspecciones exhaustivas año a año.
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Diversos expertos en seguridad vial se mostraron preocupados por el aumento potencial de accidentes relacionados con fallas mecánicas. Además, grupos ambientalistas destacaron que, sin las inspecciones de emisiones, podría haber un incremento en la contaminación del aire.
Advertencias para Texas en el 2026
De cara al 2026, algunos legisladores consideran la posibilidad de reevaluar la ley si los indicadores de seguridad vial y calidad del aire muestran un deterioro significativo. Por ahora, las autoridades piden a los conductores que asuman la responsabilidad de mantener sus vehículos en buen estado, incluso sin el requisito legal.
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Aunque el cambio fue muy bien recibido por los conductores que buscan menos regulaciones, el debate sobre sus consecuencias a mediano plazo recién comienza. Este nuevo modelo plantea preguntas sobre el equilibrio entre la comodidad de los conductores y la protección del bienestar colectivo.