Un espectáculo extraordinario apareció en la costa de California y dejó atónitos a quienes tuvieron la suerte de presenciarlo. Más de 2,000 delfines surgieron en un mismo punto del océano y crearon una escena que parecía sacada de un documental.
El capitán Evan Brodsky, de Monterey Bay Whale Watch, logró capturar el evento en un video que rápidamente llamó la atención, según The Associated Press. A unos 18 kilómetros del puerto, su embarcación se topó con esta enorme congregación de mamíferos marinos que se movían en conjunto por las aguas de la Bahía de Monterey.
La imagen de cientos de cuerpos plateados cruzando la superficie en perfecta armonía resultó tan impresionante como inusual. Uno de los detalles más interesantes fue la participación de los delfines de la ballena franca norteña, una especie sin aleta dorsal que rara vez se aventura en aguas menos profundas.
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¿Cómo son estos asombrosos animales marinos que aparecieron en la costa californiana?
Los delfines de la ballena franca del norte no solo son difíciles de ver, sino que también tienen una apariencia inusual. Según Whale and Dolphin Conservation, pueden medir hasta 10 pies (3 metros) y pesar más de 200 libras (90 kilos), lo que los convierte en nadadores ágiles y veloces.
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Lo más llamativo es su comportamiento social. Normalmente, viven en grupos de 100 a 200 individuos, pero tienen una gran facilidad para mezclarse con otras especies, como los delfines de Risso.
Esta tendencia a formar enormes manadas les ayuda a protegerse de depredadores, encontrar alimento y socializar, explicó la organización. Quienes sueñan con verlos suelen viajar desde distintas partes del mundo hasta los profundos cañones submarinos de Monterey, donde suelen habitar.
El emotivo mensaje que compartió la tripulación en la costa de California
La escena era tan impactante que quienes la presenciaron no pudieron evitar emocionarse. El capitán y su tripulación, que en un principio solo habían visto una docena de delfines, quedaron maravillados al darse cuenta de que estaban rodeados por una súper manada de más de 2,000.
Entre ellos, destacaban las crías de un tono gris más claro, un retrato poco frecuente que hizo aún más especial el momento. “Todos son suaves”, expresó Brodsky con admiración, antes de bromear que, al saltar, los delfines parecían “cejas voladoras”.
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La emoción era tan intensa que, según contó, uno de sus compañeros no pudo contener las lágrimas. “Teníamos las sonrisas más grandes de oreja a oreja”, manifestó, maravillado por la oportunidad de presenciar a tantos delfines juntos, especialmente a las crías, cuya presencia no es habitual en estas aguas.
