En Carmel-by-the-Sea, una encantadora localidad costera de California, una tradición de más de 100 años está en peligro de desaparecer. Hasta ahora, las casas de esta vibrante ciudad no tienen direcciones numéricas, un rasgo distintivo que forma parte de su encanto único. No obstante, a principios de julio, el ayuntamiento tomó una decisión polémica en una votación ajustada de 3 a 2: asignar números de calle a todos los edificios de la ciudad.
Esta medida, que generó una considerable controversia entre los residentes, se propuso como una solución para mejorar la seguridad pública. Los defensores de la nueva política argumentan que la asignación de números es esencial para cumplir con el código de incendios del estado, que exige que todos los edificios cuenten con una dirección clara para facilitar la llegada rápida de los servicios de emergencia.
Con una población de aproximadamente 3,200 habitantes, es conocida por su atmósfera encantadora y sus calles pintorescas. La decisión del ayuntamiento marca un cambio significativo en la forma en que se identifica la ciudad, y su implementación promete alterar el paisaje urbano de manera notable.
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¿Cómo se orientaban en esta ciudad californiana?
En la ciudad costera de California, los residentes confiaron en un sistema único de orientación durante más de un siglo. En lugar de números, los lugareños se guiaban por indicaciones direccionales, como “el ayuntamiento está en el lado este de la calle Monte Verde, entre Ocean y 7th”, y por los nombres distintivos de las propiedades, como Sea Castle y Faux Chateau.
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Sin embargo, el aumento de las compras en línea durante la pandemia trajo nuevos desafíos. La falta de números en las calles causó problemas con paquetes perdidos, servicios públicos y entregas médicas. Algunos residentes temen por su seguridad en emergencias, como destacó Deanna Dickman, quien explicó que su esposa necesita una medicación que debe ser entregada de manera precisa y segura.
Los opositores a la reforma argumentan que la asignación de direcciones destruirá el carácter único de la ciudad. Neal Kruse, copresidente de la Asociación para la Preservación de Carmel, lamenta que la modernización altere la esencia de la comunidad. Alice Cory, una artista local, también expresó su preocupación por la pérdida de la “dulzura” que define al destino playero.
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La decisión del ayuntamiento marca un cambio significativo para las playas de California. Mientras algunos ven la reforma como una necesidad para mejorar la seguridad y la eficiencia, otros temen que esta altere el encanto histórico que hace a la ciudad tan especial.
