En tan solo dos años, México albergará por tercera vez una Copa del Mundo, esta vez en conjunto con Estados Unidos y Canadá, y ya debe afinar importantes detalles para la gran cita. Entre ellos, se encuentra un problema a resolver ni más ni menos que vinculado al mítico Estadio Azteca.
La emblemática cancha, que fue escenario en las finales de los Mundiales de 1970 y 1986, volverá a estar presente en el 2026, siempre y cuando se llegue a un acuerdo con algunos propietarios de palcos que podrían generarle un imprevisto a la federación anfitriona y a la FIFA.
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La historia de los palcos en el Estadio Azteca
Roberto Ruano, propietario de uno de los palcos en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, dialogó con la agencia de noticias AP sobre el dilema al que se enfrenta y explicó a detalle de qué se trata esta particular disputa.
Con el Mundial 2026 en el horizonte, la FIFA busca asumir el control total del estadio durante un período crucial. Sin embargo, Ruano y su asociación de propietarios defienden sus derechos adquiridos hace décadas.
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La historia de los palcos en el Azteca se remonta a la década del 60, cuando el empresario Emilio Azcárraga Milmo vendió estos espacios para financiar la construcción del estadio.
Los compradores obtuvieron derechos de uso durante 99 años, incluido el acceso a eventos destacados como lo fueron los Mundiales de 1970 y 1986. Ruano destaca que, durante este último torneo, lograron mantener su acceso después de negociaciones con la FIFA.
La disputa entre los propietarios de los palcos y la FIFA
Pese a la cooperación de todas las partes en Copas del Mundo pasadas, la FIFA ahora busca control total del estadio 30 días antes y 7 días después de la celebración del Mundial 2026. Una medida que choca con los derechos históricos de los propietarios de palcos.
Si bien el organismo rector del fútbol no pareciera tener demasiadas intenciones de negociar sus condiciones, el propietario actual del estadio, Emilio Azcárraga Jean, buscará respetar los derechos brindados a los dueños de los palcos.
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La situación se complica aún más por el valor y prestigio de los palcos del Estadio Azteca. Estos espacios de lujo son codiciados en la Ciudad de México, con precios de venta que oscilan entre los 15 y 25 millones de pesos.
Para muchos propietarios, como el caso de Ruano, estos palcos no solo representan una inversión financiera, sino también un legado familiar. Aunque algunos han accedido a liberar sus asientos para el Mundial de 2026 a cambio de mejoras y beneficios adicionales, otros se mantienen firmes en su posición.