Donald Trump aún no se sienta en la Casa Blanca, pero el anuncio de sus medidas ya están dando de qué hablar. Una de ellas fue la advertencia que le hizo a México de poner aranceles a sus productos, algo que podría tener un terrible efecto en Estados Unidos.
La noche del 25 de noviembre aseguró que impondría un impuesto del 25% a todos los productos que ingresen al país desde Canadá y México, y un arancel adicional del 10% a los productos procedentes de China, como una de sus primeras órdenes ejecutivas, según explica Associated Press.
En el caso de México, Trump señaló que lo haría si el país no detiene el flujo de drogas y migrantes a través de la frontera.
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Sin embargo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, le devolvió la advertencia y anunció medidas si Trump finalmente pone en marcha esa subida impositiva.
“A un arancel le seguiría otro como respuesta, y así sucesivamente hasta poner en riesgo negocios comunes”, dijo Sheinbaum, refiriéndose a los fabricantes de automóviles estadounidenses que tienen plantas en ambos lados de la frontera.
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La medida causó rechazo en especialistas, a quienes les preocupa que los costos adicionales de esos bienes importados para las empresas estadounidenses lleven a precios más altos para los consumidores.
“No puedo garantizar nada. No puedo garantizar el mañana”, dijo Trump, aparentemente abriendo la puerta a la aceptación de la realidad de cómo funcionan normalmente los gravámenes a las importaciones cuando los bienes llegan al mercado minorista.
Medidas hacia otros países
La misma medida que Trump planea tomar contra México y Canadá también piensa implementarla contra China.
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El objetivo, dijo, es que esa decisión obligue al gigante asiático a tomar medidas enérgicas contra la producción de fentanilo. “Lo único que quiero es tener un campo de juego nivelado, rápido, pero justo”, manifestó Trump.
