Los huracanes, esos gigantescos remolinos de viento y lluvia que azotan las costas, no solo son temidos por su poder destructivo, sino que también son conocidos por sus nombres, que suelen ser femeninos o masculinos. Pero, ¿quiénes son los responsables de elegir estos nombres y cómo lo hacen? Así es como se elige al nombre de los huracanes.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) es la encargada de esta tarea a nivel internacional. Desde 1953, la OMM ha establecido listas rotativas de nombres para ciclones tropicales en diferentes regiones del mundo. Estas listas se elaboran con nombres cortos, fáciles de recordar y pronunciar en diferentes idiomas.
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¿Cómo se elige el nombre de los huracanes?
Las listas de nombres para huracanes se crean con la colaboración de los comités regionales de la OMM, compuestos por expertos en meteorología de los países miembros de cada región. Se busca que los nombres sean culturalmente sensibles y representativos de la diversidad de la región.
En el caso de que un huracán sea particularmente devastador, su nombre puede ser retirado de la lista para evitar que se vuelva a usar en el futuro. Esto se hace como una forma de honrar a las víctimas y evitar que el nombre del huracán se asocie con la tragedia.
Las listas de nombres para huracanes se repiten cada seis años. Esto significa que el nombre que se use para un huracán en 2024 podría volver a usarse en el año 2030.
¿Por qué los nombres de huracanes tienen nombre de personas?
Existen varias razones por las que se eligen nombres de personas para los huracanes:
Facilitar la comunicación:
- Usar nombres cortos y memorables en lugar de números o códigos técnicos facilita la comunicación sobre los huracanes entre la comunidad científica, los medios de comunicación y el público en general.
- Es más sencillo recordar y diferenciar entre varios huracanes que estén activos al mismo tiempo, especialmente cuando se dan en la misma región.
Mayor atención y conciencia:
- Los nombres ayudan a personalizar los huracanes, lo que puede aumentar la atención del público y generar mayor conciencia sobre el peligro que representan.
- Al tener un nombre, las personas pueden relacionarse mejor con la tormenta y tomar las medidas de precaución necesarias con mayor seriedad.
La práctica de nombrar huracanes se remonta a siglos atrás. Originalmente, se utilizaban nombres de santos del día en que la tormenta azotaba con más fuerza. Más tarde, se adoptaron nombres femeninos, y a partir de 1979, se incluyeron también nombres masculinos.
