En España hay pueblos que el tiempo dejó en el olvido, pero uno de ellos acaba de encontrar un nuevo dueño dispuesto a devolverle la vida. Un estadounidense decidió comprarlo y tiene un plan ambicioso: transformarlo en un destino turístico con una millonaria inversión.
Se trata de Salto de Castro, en Zamora, cerca de la frontera con Portugal. Su nuevo propietario, Jason Lee Beckwith, pagó 310,000 euros por el pueblo y planea gastar más de 5.5 millones de dólares en su rehabilitación. Alguna vez, fue un próspero poblado ligado a una central hidroeléctrica, pero quedó vacío en 1989, cuando la automatización eliminó los empleos.
Ahora, Beckwith y su esposa son los primeros habitantes en décadas. Entre casas de piedra, calles desiertas y vistas al embalse, este rincón tiene el potencial de convertirse en un lugar único para el turismo. ¿Logrará volver a la vida?
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El pueblo que compró un estadounidense para el turismo: ¿qué incluye?
Lejos de ser un simple conjunto de edificios abandonados, Salto de Castro tiene una infraestructura lista para ser revitalizada. En sus terrenos hay 44 casas, una hospedería, un bar, una piscina, una iglesia, un cuartel en desuso y varias instalaciones deportivas, todo a menos de 40 km de Zamora.
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El dueño nacido en California quiere convertirlo en un destino turístico con opciones para todos. Su plan incluye un hotel, un albergue, apartamentos turísticos, un espacio para nómadas digitales y casas de alquiler. La restauración será gradual e iniciará con la iglesia, la piscina y algunos edificios clave.
En diálogo con EFE, Beckwith aseguró: “Amo a España y esto es lo que puedo hacer para ganarme mi lugar. Vean lo que yo he visto, caminen por la naturaleza y observen”.
¿Qué lo llevó a comprar este pueblo en España?
Durante años, trabajó en una imprenta, pero decidió aventurarse en el turismo con un bed & breakfast en Estados Unidos. Tras venderlo con éxito, se tomó un año sabático y empezó a explorar la idea de abrir un nuevo hotel, inicialmente en su país.
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Sin embargo, su esposa, de origen brasileño, le sugirió ampliar la búsqueda a Portugal, lo que lo llevó a explorar opciones en la península ibérica. Fue así como descubrió que Salto de Castro estaba en venta. Aunque en un principio había considerado una casa-cueva en Granada, la idea de revivir un pueblo entero lo atrapó.
“Fue como si se encendiera un interruptor en mi cabeza”, explicó. Al principio pensó que sería demasiado trabajo, pero al recorrer sus calles y ver las ruinas, entendió que ahí estaba su próximo proyecto.