La inmigración ilegal en Estados Unidos continúa con cifras alarmantes para la administración de Joe Biden, que en junio había emitido una orden ejecutiva para restringir el número de solicitantes de asilo que ingresan por la frontera con México. Sin embargo, el fin de semana cientos de personas de distintos países comenzaron a caminar en caravana para acceder al territorio norteamericano antes de que se realicen las elecciones presidenciales, por temor a que gane Donald Trump y las represalias sean mayores.
Aproximadamente 3,000 migrantes de más de 10 naciones se encontraron en la frontera sur de México este domingo para dejar definitivamente la región. Los extranjeros se autoconvocaron en Ciudad Hidalgo, que está ubicada junto a un río que marca el límite del país con Guatemala, y empezaron la travesía, que podría llevarles meses, para arribar a EU.
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En diálogo con la revista Time, uno de los inmigrantes proveniente de El Salvador que hará este camino dijo que “corren el riesgo de que les bloqueen el permiso para cruzar la frontera”, ya que si triunfa el candidato republicano, su nueva administración podría dejar de otorgarle citas por medio de CBP One, una aplicación de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza utilizada por solicitantes de asilo para ingresar legalmente a EU.
¿Qué pasa con la frontera de México-Estados Unidos?
Durante los últimos años, los miles de migrantes que intentar pasar por México hacia el territorio estadounidense tuvieron que organizarse para no ser arrestados y deportados. Pero, aunque las caravanas comienzan con un número importante de personas en el sur del país latinoamericano, muchos se cansan de hacer cientos de kilómetros y dejan de lado el intento de cruzar hacia EU.
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Por otro lado, el gobierno de México también puso trabas para que los extranjeros arriben hasta la frontera en buses o trenes y esto complica su situación. Además, pocas veces se brindan permisos de viaje para quienes ingresan al país sin visas, lo que implica un desgaste adicional, mientras que numerosos grupos fueron detenidos por funcionarios de inmigración en puestos de control en el centro y norte de México, y transportados de regreso a ciudades en el sur del país.
