Las playas de Los Ángeles son sinónimo de arena dorada y olas perfectas, pero hay un secreto detrás de su belleza. Aunque parecen naturales, algunas de las más famosas esconden un pasado sorprendente.
Hace tiempo, esas mismas costas eran muy distintas a la imagen paradisíaca que vemos hoy. Algo cambió el curso de su historia, y las autoridades de la ciudad decidieron intervenir para darles un toque mágico.
Este cambio no solo embelleció el paisaje, sino que también cambió por completo la forma en que los angelinos y turistas disfrutan de su litoral. ¿Qué playas son y cómo lograron ese aspecto tan soñado? Eso te lo contamos a continuación.
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¿Cómo eran antes las playas californianas?
Las playas de Los Ángeles tenían un aspecto muy distinto en el pasado. Eran costas rocosas y salvajes, con acantilados escarpados que caían al Pacífico. El tren Southern Pacific avanzaba lentamente a lo largo de la costa, mientras que la vida marina y la vegetación nativa dominaban la zona.
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Las autoridades de Santa Mónica deseaban convertir la región en un atractivo turístico de lujo, conocido como la “Riviera americana”. Este sueño llevó a un cambio drástico, especialmente en la década de 1920, cuando un aumento demográfico impulsó la llegada de nuevas familias. Las playas, que antes eran estrechas y medían entre 22,7 y 30,3 metros de ancho, apenas podían albergar a los visitantes.
¿En qué consistió la transformación de las autoridades para las playas de Los Ángeles?
Las autoridades decidieron ampliar las playas para combatir la congestión. Para lograrlo, transportaron arena de dunas en Playa del Rey y del fondo del océano, además de arena de un proyecto fallido de puerto deportivo en Santa Mónica.
Entre 1939 y 1957, se vertieron 13.4 millones de metros cúbicos de arena en la playa de Santa Mónica, lo que transformó radicalmente el paisaje. La profesora Elsa Devienne menciona que este proceso fue como “jugar a ser Dios” con la naturaleza. Afortunadamente, la intervención resultó en playas más amplias y atractivas.
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No obstante, el cambio climático presenta nuevos retos. La costa enfrenta erosión y, si no se toman medidas, el sur de California podría perder hasta dos tercios de sus playas para el 2100. Pese a estos desafíos, la transformación inicial sigue siendo un ejemplo de innovación y adaptabilidad.