Las autoridades de Missouri están en alerta debido al aumento de casos de niños muertos por fentanilo, un fármaco opiáceo sintético que es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína, según detalla la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), y que ha provocado la muerte de cientos de personas en todo Estados Unidos.
Las alarmas en el estado empezaron a saltar tras un informe del 2022, en el que se puso de relieve un aumento preocupante en las muertes infantiles relacionadas con el fentanilo.
El informe reveló que durante ese año, 43 niños perdieron la vida a causa del fentanilo o su combinación con otras sustancias. De ellos, 23 tenían entre 15 y 17 años, mientras que 20 tenían menos de 5 años. El número total de muertes infantiles relacionadas con el fentanilo casi se duplicó, y las muertes de niños menores de 5 años se dispararon en más del 500%.
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Robert J. Knodell, director del Departamento de Servicios Sociales de Missouri, señala que después de revisar estas tendencias alarmantes se sintieron obligados a tomar “medidas inmediatas para abordar y mitigar el aumento significativo de las muertes relacionadas con las drogas”.
“La pérdida de un hijo en un incidente relacionado con las drogas es un suceso desgarrador que nunca debería ocurrir”, agregó.
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Las medidas que toma Missouri por las muertes por fentanilo
Frente a estas cifras, las autoridades de Missouri decidieron realizar un análisis exhaustivo de los casos para “identificar patrones, proporcionar información para anticipar posibles muertes y establecer estrategias preventivas”.
Por lo que crearon el Subcomité de Revisión de Casos de Fentanilo con el único propósito de revisar los protocolos de investigación, identificar áreas de mejora e impulsar las medidas de seguridad.
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Este equipo encontró que faltaban protocolos de investigación y seguridad de la División de Niños, lo que planteaba riesgos para los niños vulnerables. “El Subcomité sugirió una revisión exhaustiva y una mejora de las políticas y prácticas de seguridad, especialmente con respecto a la posible exposición al fentanilo, para proteger a todos los niños que llegan a la atención de la división”, dice el informe.
También identificó una serie de brechas entre los sistemas que trabajan con esta población, incluido el bienestar infantil, los hospitales, las escuelas y la salud conductual. Esta falta de colaboración dejó a las familias sin acceso a los servicios necesarios para su seguridad.