El Día de Muertos está repleto de rituales y artículos específicos llenos de simbolismos para nuestra cultura, y uno de ellos es el pan de muerto, alimento que no debe faltar en nuestra mesa y ofrenda estos días.
Día de Muertos, una celebración significativa, colorida e importante de nuestra cultura
¿Cuál es el origen del pan de muerto?
Aunque no hay una historia específica del origen del pan de muerto, se manejan al menos dos versiones históricas al respecto:
La primera se remonta hasta la época prehispánica, donde ya se preparaba pan de amaranto y maíz seco y tostado llamado ‘mariposa’ o ‘papalotlaxcalli’, que se presentaba a los dioses como ofrenda. Algunos cronistas de la época mencionaban que se preparaba en forma de una imagen de un dios y con grandes huesos.
Por otro lado, fue hasta mediados del siglo XX que se encuentra la receta de un pan de muerto en los recetarios de la época. Y en 1951, fue Gustavo Montoya quien pintó el óleo ‘Bodegón con panes mexicanos', donde aparece un pan con la forma más parecida al que conocemos hoy en día: un bollo con pequeños huesos y una cruz al centro.
¿Qué representa el pan de muerto?
El pan de muerto tiene un significado muy especial en esta temporada, pues representa la vida y la muerte a la vez. Cada elemento de él está por un motivo en especial.
La forma redonda significa el ciclo de la vida y la muerte; los huesos que tiene al rededor representan la unión de los vivos y muertos.
El centro del pan simboliza el cráneo del difunto; mientrasque las tiras en cruz son las lágrimas de quienes ya no están con nosotros.
Y este elemento culinario se coloca en las ofrendas de Día de Muertos con la función de alimentar las almas de los seres queridos de quienes ya partieron.
No te pierdas: Día de Muertos: Esto es lo que debe llevar una ofrenda tradicional
Tipos de pan de muerto en México
La figura del pan de muerto depende del lugar de México donde nos encontremos, pues cambia tanto la forma como los mismos ingredientes.
Por ejemplo, en Puebla es común encontrarlos con semillas de sésamo, meintras que en Oaxaca se decora como si fuera un alfeñique, con forma de cuerpo humano. Y en la Ciudad de México lo más común es encontrarlo recubiero de azúcar y actualmente muchas panaderías lo hacen más novedoso rellenándolo de diferentes cremas como chocolate, avellana o nata.
En Yucatán también es común comerlo relleno, pero de crema; y en Morelos también lo hacen con forma humana pero con los brazos cruzados. Mientras que en Guerrero no sólo cambia de forma, sino de nombre de acuerdo a la zona donde estemos.