La crisis de las bacterias resistentes a antibióticos, conocida como la “pandemia silenciosa”, ha ido creciendo de manera gradual y discreta, incluso cada año mata a 5 millones de personas; sin embargo, esta no es la única crisis de salud que merece atención, ya que la resistencia de los hongos a los antifúngicos presenta una situación igualmente alarmante. A continuación te cuento todos los detalles sobre esta preocupante situación.
¿En qué consiste el problema de los hongos resistentes a los antifúngicos?
En los últimos años, se ha detectado un aumento significativo en la cantidad de hongos resistentes a los antifúngicos. Este fenómeno ocurre por un mecanismo similar al de las bacterias resistentes a los antibióticos: a medida que los hongos son expuestos a los antifúngicos, aquellos que han desarrollado mutaciones logran evadir el efecto de los fármacos seleccionados. Actualmente, aproximadamente 3 millones de personas mueren anualmente a causa de infecciones fúngicas, y si no se implementan medidas para prevenir estas resistencias, esa cifra podría incrementarse drásticamente.
Los antifúngicos representan un desafío diferente para los científicos en comparación con los antibióticos. La razón principal radica en la estructura celular: las bacterias son procariotas, lo que significa que su ADN no está contenido en un núcleo, mientras que los hongos son eucariotas y poseen un núcleo definido. Esta similitud en la estructura celular entre los hongos y las células humanas hace que sea más complicado desarrollar tratamientos eficaces contra las infecciones fúngicas sin afectar también nuestras propias células.
Como resultado de estas complicaciones, existen más de 10 clases de antibióticos disponibles, mientras que sólo hay 4 tipos de antifúngicos. Dado que los antibióticos también están enfrentando el desafío de resistencias cada vez mayores, no es sorprendente que muchos hongos hayan desarrollado resistencia a los fármacos destinados a combatirlos.
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¿Qué especie de hongo es habitualmente resistente a los antifúngicos?
En 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró una lista de los hongos más peligrosos que requieren una mayor atención en cuanto a detección y tratamiento. Entre estos se encontraba el Aspergillus fumigatus, que forma ciertos tipos de moho y afecta las vías respiratorias, así como los hongos del género Candida, capaces de causar infecciones severas que pueden ser mortales al afectar el cerebro o ingresar al torrente sanguíneo. También se incluyeron el Nakaseomyces glabratus, que impacta el tracto urogenital, y el Trichophyton indotineae, responsable de un tipo de tiña.
Estos hongos representan un riesgo significativo especialmente para personas inmunodeprimidas, ya que en pacientes con un sistema inmunitario fuerte suelen ser menos graves. Sin embargo, su potencial para volverse resistentes a los antifúngicos es motivo de seria preocupación, sobre todo en entornos vulnerables como las Unidades de Cuidados Intensivos y residencias para ancianos. Si los tratamientos actuales dejan de ser efectivos, las consecuencias podrían desencadenar crisis sanitarias alarmantes.
Por ello, a raíz de la próxima asamblea de Naciones Unidas programada para el 26 de septiembre, un grupo de científicos ha enviado una carta a la revista The Lancet solicitando que se otorgue la misma atención a los hongos resistentes a antifúngicos que a las superbacterias, así como a otros patógenos microbianos (virus y ciertos parásitos).