Vivimos en una era de consumismo desenfrenado y muchos padres caen en el error de hiperregalar a sus hijos; es decir, llenarlos de juguetes, consolas de videojuegos o dispositivos electrónicos. Si bien la intención es generalmente buena, este comportamiento puede tener efectos negativos a largo plazo en el desarrollo de los niños. Así, el síndrome del niño hiperregalado es un fenómeno que merece atención.
Te puede interesar: ¡No caigas en el error! Estos son los mitos y realidades del embarazo
¿En qué consiste el síndrome del niño hiperregalado?
Con “síndrome del niño hiperregalado”, la psicología refiere a los niños que reciben una cantidad excesiva de regalos, no solo en fechas especiales, sino en todo el año. Estos niños suelen tener habitaciones llenas de juguetes, ropa y dispositivos electrónicos, muchos de los cuales apenas usan. La sobreabundancia de regalos da lugar a varios síntomas preocupantes.
En primer lugar, la sobreestimulación, con tantos regalos los niños no pueden dedicar la atención necesaria a cada uno, centrándose únicamente en uno o dos. Segundo, la pérdida de ilusión, es decir, la emoción de recibir regalos disminuye a medida que aumenta su cantidad. Hay que tener en cuenta que la ilusión se basa en la expectativa y si se repite constantemente, se pierde.
Por último, la baja tolerancia a la frustración es otro de los efectos negativos del síndrome del niño hiperregalado, ya que los pequeños llegan a sentirse frustrados e insatisfechos cuando no reciben tantos regalos, valorando solo la cantidad y no el valor emocional de los mismos.
¿Cuáles son los efectos a largo plazo del síndrome del niño hiperregalado?
Los efectos del síndrome del niño hiperregalado pueden extenderse hasta la adultez. Los niños que sufren este síndrome pueden convertirse en adultos materialistas y consumistas, con problemas morales y psicológicos. Pueden desarrollar un carácter egoísta, falta de creatividad y ausencia de ilusión. No valorarán lo que tienen, ya que estarán acostumbrados a obtenerlo sin esfuerzo. Además, podrían juzgar a los demás por sus posesiones y no por su carácter, y nunca estarán satisfechos, mostrando ansiedad y tristeza.
Ante esto, es importante que los familiares se involucren para evitar que los niños se conviertan en adultos consumistas. Muchos padres, al no poder pasar suficiente tiempo con sus hijos debido a sus obligaciones laborales, intentan compensarlo con regalos, creyendo que así demostrarán su amor. No obstante, tampoco es recomendable ceder ante las exigencias de los pequeños para evitar conflictos.
En conclusión, el síndrome del niño hiperregalado no se trata solo de la cantidad de regalos, sino del valor que les damos y cómo educamos a los niños a valorar lo que tienen. El equilibrio es clave. No se trata de privar a los niños de regalos o experiencias, sino de enseñarles a encontrar alegría en cosas más allá de lo material y a valorar el esfuerzo y el amor detrás de cada regalo.
Te puede interesar: ¿Cómo reconocer los síntomas de una alta y baja autoestima en niños?