Diciembre, un mes que evoca imágenes de luces parpadeantes, reuniones familiares y un espíritu festivo contagioso, también parece despertar un deseo más profundo de conexión íntima . Más allá del frío que invita a buscar el calor de otro cuerpo, existen diversas razones que explican este aumento en la búsqueda de intimidad durante esta época del año.
¿Qué factores nos impulsan a acercarnos más a nuestras parejas en diciembre?
Uno de los factores principales es el cambio en nuestro ritmo de vida. El último mes del año suele traer consigo vacaciones y tiempo libre, lo que nos aleja del estrés laboral y las responsabilidades cotidianas. Esta relajación nos permite reconectar con nosotros mismos y con nuestras parejas, creando un espacio propicio para la intimidad.
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¿Cómo hablar sobre sexualidad con la familia?
Además, las reuniones sociales nos exponen a un mayor contacto físico con otras personas, lo que libera endorfinas, las hormonas del bienestar. Esta sensación de alegría y conexión social puede traducirse en un mayor deseo de intimidad con nuestra pareja. El ambiente festivo, sumado a un consumo responsable de alcohol, puede actuar como un desinhibidor natural, abriendo la puerta a nuevas experiencias y una mayor receptividad.
La Navidad, ¿un catalizador de la intimidad?
Un estudio de la Universidad de Indiana revela un dato interesante: un alto porcentaje de personas experimenta un aumento en la intimidad durante los días 24 y 25 de diciembre, independientemente de sus circunstancias. Esto sugiere que existe un componente cultural y emocional ligado a estas fechas que influye en nuestro deseo de conexión. La nostalgia, la alegría compartida y el espíritu de unión que caracterizan a la Navidad pueden intensificar nuestros sentimientos y la necesidad de expresarlos a través de la intimidad.
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Incluso para aquellos que no tienen pareja, diciembre puede ser un momento para explorar la intimidad personal. El auto-placer y el autoconocimiento pueden ser una forma valiosa de conectar con uno mismo y disfrutar de los beneficios físicos y emocionales que proporciona la intimidad.