El Día de Muertos, una de las festividades más emblemáticas de México, es un momento en el que las familias se reúnen para honrar a sus seres queridos que han fallecido.
Uno de los elementos centrales de esta celebración es la ofrenda, un altar lleno de objetos simbólicos y alimentos que se ofrecen a los difuntos. Pero, ¿qué sucede con la comida de la ofrenda? ¿Es apropiado comerla?
¿Qué pasa si como la comida del altar de muertos?
La comida que se coloca en el altar de muertos se considera un regalo para los espíritus de los seres queridos que han fallecido. Sin embargo, la respuesta a si se puede comer esta comida es más compleja de lo que parece.
Según las creencias populares, algunos sostienen que la comida de la ofrenda pierde su sabor después del Día de Muertos, ya que se cree que los espíritus se alimentan de la esencia de los alimentos y, por lo tanto, no saben igual.
Pero es importante destacar que la mayoría de los alimentos colocados en la ofrenda se pueden consumir sin problema alguno. De hecho, en muchas ocasiones, las familias optan por compartir estos manjares con sus vecinos y seres queridos después de retirar la ofrenda.
Es fundamental tener en cuenta que la comida permanece en el altar durante poco más de dos noches y si se conserva adecuadamente, no debería haber ningún problema en consumirla.
¿Cuándo se pueden comer las cosas de la ofrenda?
Una de las principales consideraciones a la hora de comer los alimentos de la ofrenda es el momento adecuado para hacerlo. Se recomienda retirar la comida del altar de muertos después del Día de Muertos y consumirla dentro de un tiempo razonable.
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¿Cuándo se quita la ofrenda del Día de Muertos?
Después de un día de convivencia y homenaje, se considera que las almas regresan a su lugar de descanso, lo que indica el momento adecuado para retirar la ofrenda. En este sentido, el 3 de noviembre es la fecha tradicional para quitar la ofrenda.
¿Qué puedo hacer con la comida del altar después del Día de Muertos?
Una vez retirada la comida del altar de muertos, hay varias opciones para su destino. Algunas familias deciden consumirla de inmediato como una forma de compartir la tradición con sus seres queridos vivos.
Otras optan por donar los alimentos no perecederos a organizaciones benéficas locales para ayudar a quienes más lo necesitan.
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En caso de que la comida entre en proceso de descomposición, lo recomendable es no consumirla y tirarla en un lugar adecuado para evitar la propagación de infecciones.
