En los últimos años, el aumento de la contaminación ha dado lugar a fenómenos que antes no imaginábamos. Uno de ellos es la llamada “lluvia negra”. Aunque suene a una escena de una película apocalíptica, esta manifestación es real y puede tener serias consecuencias para nuestra salud.
¿Qué es la ‘lluvia negra’?
La “lluvia negra” es un fenómeno meteorológico que ocurre cuando las gotas de agua atraviesan una atmósfera cargada de partículas contaminantes. Estas provienen de incendios forestales, la quema de combustibles fósiles o la actividad industrial, se adhieren a las gotas de lluvia, dándoles un color oscuro.
El resultado es una lluvia que, además de tener un aspecto inusual, está contaminada con sustancias que pueden ser dañinas tanto para las personas como para el medio ambiente.
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¿Cuáles son los peligros de la ‘lluvia negra’ para la salud?
En este sentido, el impacto de la “lluvia negra” sobre la salud es considerable. Al caer, esta lluvia puede liberar partículas tóxicas en el aire, las cuales, al ser inhaladas, pueden causar graves problemas respiratorios. Entre ellos, se incluyen la tos, dificultades para respirar, y en casos más severos, enfermedades crónicas como el asma o la bronquitis. Además, hay estudios que han vinculado la exposición a largo plazo a este tipo de contaminación con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer de pulmón.
También puede irritar los ojos y la piel al entrar en contacto directo. Y, por si fuera poco, puede contaminar el agua potable y los cultivos, introduciendo sustancias peligrosas en nuestra dieta.
¿Cómo podemos protegernos de la lluvia negra?
Es importante señalar que, si bien es difícil evitar completamente el contacto con la “lluvia negra”, hay algunas medidas que podemos tomar para protegernos. Permanecer en interiores cuando se presenten alertas de contaminación, utilizar mascarillas, y asegurarse de consumir agua potable limpia, son algunas formas de reducir la exposición a estas partículas tóxicas. Así mismo, es recomendable lavar bien las manos y la piel tras una lluvia, y evitar el consumo de alimentos que hayan estado expuestos a esta contaminación.
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