El metapneumovirus humano (HMPV) es un virus respiratorio que puede sonar poco familiar, pero es más común de lo que imaginas. Este virus suele causar síntomas similares a un resfriado, como tos, fiebre y congestión nasal. Aunque para la mayoría de las personas las infecciones son leves, puede representar un riesgo grave para niños pequeños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados. ¿Qué lo causa y cómo puedes evitarlo? Aquí te lo contamos.
¿Qué es el metapneumovirus humano y cómo se transmite?
El HMPV pertenece al mismo grupo de virus que el sarampión, las paperas y el virus respiratorio sincitial (VSR). Este pequeño germen utiliza las células del cuerpo para replicarse y se transmite principalmente a través del contacto directo con personas infectadas o superficies contaminadas. Por ejemplo, un simple estornudo, un apretón de manos o tocar un juguete infectado pueden ser suficientes para que el virus se propague.
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¿Quiénes tienen mayor riesgo de enfermar gravemente?
Aunque cualquier persona puede contraer el HMPV, los niños menores de 5 años, especialmente los prematuros, tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones más graves como neumonía o brotes de asma. Lo mismo ocurre con los adultos mayores de 65 años y las personas con enfermedades respiratorias crónicas o sistemas inmunológicos debilitados.
¿Cómo puedes prevenir una infección por HMPV?
Cabe señalar que no existe una vacuna para el HMPV, pero puedes reducir el riesgo siguiendo algunas medidas sencillas:
- Lávate las manos regularmente con agua y jabón. Si no tienes acceso, usa desinfectante a base de alcohol.
- Cubre tu boca y nariz al toser o estornudar, preferiblemente con el codo.
- Evita el contacto cercano con personas enfermas y usa mascarilla si estás resfriado.
- No compartas alimentos o utensilios como tazas o cucharas.
- Limpia y desinfecta superficies comunes como teléfonos y manijas de puertas.
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¿Qué hacer si presentas síntomas?
Ahora bien, si desarrollas tos persistente, fiebre o dificultad para respirar, consulta a un médico, especialmente si perteneces a un grupo de riesgo. Recuerda, detectar y tratar los síntomas a tiempo es clave para evitar complicaciones.
