A lo largo del tiempo, la humanidad ha ligado a los animales con sus creencias mitológicas. Este es el caso del pez remo o también llamado “Mensajero de Dios del Mar” cuyo avistamiento es asociado con terremotos, tsunamis y huracanes. Dicho de otro modo, es considerado un animal de mal agüero que predice el fin del mundo.
Por su parte, los científicos llaman a este animal como ‘Regalecus glesne’ o pez remo gigante. Su hábitat natural es la profundidad de los océanos que ronda los 1.000 metros; de ahí, la extrañeza de visualizarlo en la superficie o en las orillas de la playa.
El pez remo es también conocido como pez sable y es un animal que alcanza a medir hasta 11 metros de largo y casi 200 kilos. Así mismo, una criatura protagonista de una interesante leyenda japonesa.
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El pez remo en la cultura japonesa
De acuerdo con la mitología japonesa, cuando un gran pez remo es visto en la superficie se debe a que un desastre natural se aproxima. Si bien, no hay pruebas científicas, los asiáticos le tienen respeto a estos animales, ya que si una persona se encuentra con uno automáticamente queda “maldita”.
En concreto, en Japón les tienen miedo porque se asemejan a los ‘yakoi’, unas criaturas que superan el entendimiento del ser humano y son parte de su mitología. De igual forma, los ‘Namazu’, el siluro gigante que habita en los mares asiáticos y que se vincula con desastres de todo tipo son parte de la cultura japonesa y sus características recuerdan al enorme pez remo.
Mito o no, entre los años 2009 y 2010, un pez remo fue visto en las costas japonesas. Un año más tarde, el 11 de marzo de 2011, en Tohoku se produjo el mayor terremoto registrado en suelo nipón, con una magnitud de 9 en la escala de Ritcher. Entonces, casi 20,000 personas murieron en los trágicos sucesos y resultaron varios miles de heridos.
Así mismo, el pez remo ya ha sido visto en países como Chile y México que tienen una actividad sísmica muy constante. De acuerdo con el sismólogo Kiyoshi Wadatsumi: “los peces de aguas profundas viven cerca del fondo del mar y son muy sensibles a los movimientos de fallas activas que los que se encuentran cerca de la superficie del mar”. De esta forma, el avistamiento de esta criatura tendría sentido antes de ocurrir un temblor.
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