El Metapneumovirus humano (HMPV) es un virus respiratorio que, aunque quizás no tan conocido como otros, está presente y puede causarnos desde un simple resfriado hasta complicaciones más serias. Se propaga fácilmente, lo que hace importante conocerlo para tomar precauciones. Dicho esto, a continuación te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.
¿Cómo se contagia el Metapneumovirus humano?
La forma de contagio del HMPV es similar a la de otros virus respiratorios comunes. Se transmite principalmente a través de las secreciones que expulsamos al toser o estornudar, como la saliva o el moco. Para entenderlo mejor, imagina que alguien estornuda cerca de ti y pequeñas gotitas con el virus quedan suspendidas en el aire o en las superficies que toca. Si respiras esas gotitas o tocas una superficie contaminada y luego te tocas la boca, la nariz o los ojos, podrías contagiarte.
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¿Quiénes corren mayor riesgo con el Metapneumovirus humano?
Si bien el HMPV puede afectar a cualquiera, hay grupos que son más vulnerables a desarrollar complicaciones. Los niños pequeños, los adultos mayores y las personas con sistemas inmunitarios debilitados son quienes deben tener mayor cuidado. En ellos, una infección por HMPV puede derivar en problemas respiratorios más graves.
¿Qué síntomas produce el Metapneumovirus humano y cuáles son sus complicaciones?
Por otra parte, los síntomas del HMPV pueden confundirse fácilmente con un resfriado o una gripe común: tos, fiebre, congestión nasal, dolor de garganta y, en algunos casos, dificultad para respirar. En la mayoría de las personas sanas, estos síntomas son leves y desaparecen en pocos días. Sin embargo, en los grupos de riesgo mencionados anteriormente, el HMPV puede complicarse y causar bronquiolitis (inflamación de las vías respiratorias pequeñas), neumonía (infección en los pulmones) o incluso exacerbar el asma en personas que ya la padecen.
Cabe señalar que, actualmente, no existe un tratamiento específico para el HMPV. El enfoque principal es aliviar los síntomas: medicamentos para bajar la fiebre, para la tos y, en casos graves, podría ser necesaria la hospitalización con oxígeno o ventilación mecánica. En este sentido, la prevención es clave para evitar el contagio. Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, y evitar el contacto cercano con personas enfermas son medidas sencillas pero muy efectivas.
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¿Cuándo debo consultar al médico?
Es importante tener en cuenta que, si bien la mayoría de los casos son leves, es preciso estar atentos. Si tú o alguien cercano presenta dificultad para respirar, fiebre alta persistente o empeoramiento de los síntomas, es fundamental consultar al médico. Él podrá evaluar la situación y brindar el tratamiento adecuado.
