En los últimos años, hemos sido testigos de algunos de los huracanes más poderosos e impactantes que hayamos visto. Desde el devastador huracán Dorian en 2019 hasta el catastrófico Otis en 2023, estas tormentas han dejado un rastro de destrucción sin precedentes.
Pero, ¿qué pasa si estas tormentas continúan intensificándose? ¿Estamos preparados para enfrentar mega huracanes que superen la escala actual de medición? Dicho esto, a continuación te contamos todo lo que debes saber sobre este inquietante escenario.
Te puede interesar: ¿Qué está provocando que se generen más huracanes como Otis?
El “Diablo” Becerril nos presenta el caos por el huracán en Acapulco
¿Qué son los mega huracanes?
A medida que las temperaturas oceánicas continúan en aumento debido al cambio climático, los científicos advierten sobre la posibilidad de que se formen huracanes cada vez más intensos y destructivos, superando incluso la categoría máxima actual de 5 en la escala Saffir-Simpson. Esta escala, utilizada por el Centro Nacional de Huracanes durante más de 50 años, clasifica los huracanes del 1 al 5, siendo el nivel más alto aquellos con vientos superiores a 250 kilómetros por hora.
Sin embargo, un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista científica sugiere la necesidad de establecer una nueva categoría: la 6. Este nuevo nivel abarcaría a los llamados “mega huracanes” con ráfagas de viento superiores a los 309 kilómetros por hora.
Mediante simulaciones, los investigadores exploraron cómo el cambio climático afectará la intensificación de los ciclones. Sus modelos mostraron que con un aumento de solo dos grados Celsius en las temperaturas globales, el riesgo de mega huracanes de Categoría 6 aumentaría hasta un 50% cerca de Filipinas y se duplicaría en el Golfo de México.
Te puede interesar: Así fue el momento de impacto del huracán Otis en Acapulco (VIDEO)
¿Cuál sería el impacto real de los mega huracanes?
El impacto real de estos fenómenos naturales sería devastador. Las ráfagas de viento superiores a 309 kilómetros por hora tendrían la capacidad de destruir por completo estructuras residenciales y comerciales, arrancar árboles de raíz y provocar inundaciones catastróficas en zonas costeras. Además, la destrucción de la infraestructura crítica, como plantas eléctricas, hospitales y vías de comunicación, podría paralizar comunidades enteras durante semanas o incluso meses.
