Para los especialistas en salud y psicología, la anorexia es un trastorno de la alimentación, producida por el miedo a subir de peso. Para evitar este incremento e incluso disminuirlo, quien lo padece recurre a diversos sacrificios alimenticios, pues desde su perspectiva, se percibe con un exceso de peso.
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En realidad, más allá de un problema físico, la anorexia es fundamentalmente un problema emocional, ya que aún cuando se esté por debajo del peso ideal, quien lo padece sigue considerando que se encuentra excedida de peso.
¿Cómo funciona?
Quien padece anorexia, considera invariablemente que está excedida o excedido de peso, por lo cual los problemas físicos, emocionales y conductuales derivados de ello, siempre estarán relacionados con la falta de alimentación.
En el plano físico, la anorexia se puede manifestar con un cuerpo muy delgado, fatiga, insomnio, mareos o desmayos, pérdida excesiva de peso, cabello fino o quebradizo, ausencia de menstruación, estreñimiento y dolor abdominal, presión arterial baja, entre otros síntomas.
En lo emocional y conductual, la persona anoréxica restringe fuertemente la ingesta de alimentos a través de dietas o ayunos, realiza ejercicio de manera excesiva, se da atracones de comida para luego provocarse el vómito, utiliza laxantes, enemas o suplementos dietéticos o herbarios para provocarlos. Además, procurará saltarse comidas, negará hambre, procurará la ingesta de alimentos bajos en caloría, mentirá sobre la cantidad de comida que ingirió, etc.
¿Cuáles son sus causas?
La gran mayoría de los especialistas, señalan el factor psicológico como el principal causante de la anorexia, aunque no se descartan factores biológicos y del entorno social (la familia, las amistades, los medios masivos). En términos psicológicos y emocionales, quien padece de anorexia tiene una tendencia al “perfeccionismo físico” para sentirse más aceptada en su entorno. Ademas, siendo el cuerpo delgado el estereotipo generalizado del “cuerpo perfecto”, se busca a toda costa bajar de peso, aunque a menudo se llegue a una extrema delgadez, poniendo en riesgo incluso la vida.
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¿Cómo se previene?
- Educar desde pequeños en hábitos de alimentación saludables: horarios de comidas regulares, evitar saltarse comidas, tener un régimen bien establecido de alimentación.
- Procurar comer en un entorno tranquilo.
- Dieta sana, equilibrada y variada, que incluya frutas y verduras.
- Reforzar la autoestima para evitar caer en prejuicios sobre la estética corporal y cánones de belleza.
- Animar al ejercicio sin caer en el exceso, como una práctica sana de salud.
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