Cuando hablamos de la sexualidad humana, se habla además de diversidad sexual en referencia a las diferentes formas de expresar el afecto, el erotismo, el deseo, las prácticas amorosas y sexuales entre las personas; éstas, no se limitan a las relaciones de pareja entre un hombre y una mujer, por lo que incluye la heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, entre otros.
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En la diversidad sexual ubicamos al lesbianismo, entendiéndose por persona lesbiana a la mujer que se siente atraída erótica y afectivamente por mujeres. Es una expresión alternativa a “homosexual”, que puede ser utilizada por las mujeres para enunciar o reivindicar su orientación sexual.
Cada vez es más común escuchar sobre género, orientación sexual, identidad de género y manifestaciones de la comunidad LGBTTTIQ+ (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Transgénero, Travestis, Intersexuales, Queer, etc.) que defienden derechos humanos que incluyan a todas las formas de comprender la sexualidad humana y las diversas manifestaciones en que esto se vincula con la vida diaria.
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El lesbianismo se considera una orientación sexual con una identidad de género que históricamente se ha definido en función del binarismo hombre-mujer. Este binarismo es la concepción, prácticas y sistema de organización social que parte de la idea de que solamente existen dos géneros en las sociedades, femenino y masculino, asignados a las personas al nacer, como hombres (biológicamente: machos de la especie humana) y como mujeres (biológicamente: hembras de la especie humana), y sobre los cuales se ha sustentado la discriminación, exclusión y violencia en contra de cualquier identidad, expresión y experiencia de género diferentes a los establecidos.
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Tener una orientación sexual, identidad o expresión de género diferente a la de la mayoría de las personas, no es una situación que deba de contenerse, buscar eliminarse o prevenirse. Por el contrario, el libre ejercicio de la sexualidad en sus diversas expresiones y formas es un derecho humano respaldado por la ley. En consecuencia, el ejercicio de las libertades sexuales en niños, niñas, jóvenes y personas adultas, es un derecho humano garantizado por el gobierno mexicano y no tiene porqué ser prevenido, restringido u ocultado.