El problema de la contaminación no es un tema nuevo, ya que mucho se ha dicho a lo largo de los años, enfocándose sobre todo en la mala gestión de los desechos y el impacto sobre el ecosistema. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el mundo genera 2000 millones de toneladas de desechos sólidos urbanos al año, entre los cuales el 45% no se administra correctamente. Gran parte de estos desechos terminan en los océanos, agrupados por las corrientes marinas y generando enormes manchas de basura flotante o islas de basura como también son llamadas.
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¿Cuál es la ubicación de las islas de basura?
De acuerdo con la información en otros portales, existen cinco principales islas de basura que coinciden con las áreas centrales de los giros oceánicos que son: Pacífico Norte, Pacífico Sur, Atlántico Norte y Atlántico Sur e Índico. Sin embargo, la más conocida es la Gran Zona de Basura del Pacífico, descubierta en 1997 por el oceanógrafo Charles Moore.
Esta isla comprende unos 1,6 millones de km² y está compuesta, principalmente, por microplásticos. Para ilustrar, los microplásticos son el resultado de la erosión de envases por el agua y el aire, pero no son perceptibles a simple vista y dificultan la limpieza de estas zonas.
Otra evidencia importante de las islas de basura se encuentra en el Atlántico Norte, cerca de la costa este de Estados Unidos y la península europea. Esta isla se ha estudiado durante más de 22 años y contiene una alta densidad de desechos pequeños y ligeros. Dichas partículas son fácilmente consumidas por la vida marina, lo que causa la intoxicación y la muerte de miles de animales.
¿Cómo afectan las islas de basura en la naturaleza?
Como decíamos antes, las islas de basura afectan al medioambiente. Las especies marinas, por ejemplo, consumen la basura presente, lo que lleva a su intoxicación y muerte. Además, los microplásticos ingresan en la cadena alimentaria humana a través del consumo de pescado y mariscos.
La mejor estrategia para abordar este problema es la prevención de desechos marinos. Al disminuir el uso de plásticos y otros materiales no biodegradables, se puede evitar que las islas de basura sigan creciendo y causando más daño a los ecosistemas marinos y, en última instancia, a la salud humana.
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