¿Sabías que esos pequeños insectos “inmortales” pueden ser portadores de enfermedades que afectan a las personas? Sí, las cucarachas, esos intrusos indeseados en nuestros hogares, no solo generan repulsión sino que también representan un riesgo para nuestra salud. Dicho esto, a continuación te decimos los padecimientos que estos animales pueden transmitir y cómo podemos protegernos.
¿Qué enfermedades pueden transmitir las cucarachas?
Las cucarachas son más que simples molestias. Su presencia puede llevar consigo un séquito de enfermedades, algunas de las cuales podrían sorprenderte. En este sentido, al caminar sobre los alimentos o alimentarse de ellos, dicho insectos dejan rastros de bacterias y virus que pueden provocar diversas enfermedades en los humanos. Pero, ¿cuáles son estos males?
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Enfermedades transmitidas por cucarachas:
- Salmonelosis: Esta infección bacteriana puede causar estragos en el sistema digestivo humano, manifestándose con síntomas como diarrea, fiebre y calambres abdominales.
- Hepatitis infecciosa: La inflamación del hígado provocada por el virus de la hepatitis también puede ser transmitida a través de la contaminación generada por las cucarachas.
- Lepra: Sí, aunque suene sorprendente, las cucarachas pueden transmitir esta enfermedad infecciosa crónica que afecta la piel, los nervios periféricos y las vías respiratorias.
- Peste bubónica: Esta enfermedad grave, transmitida por pulgas que viven en las cucarachas, ha sido una preocupación histórica y no debe subestimarse.
- Disentería: La inflamación del intestino con síntomas como diarrea con sangre y cólicos abdominales puede ser causada por la presencia de cucarachas.
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¿Cómo evitar ser contagiado por una cucaracha?
Además de las enfermedades mencionadas, las cucarachas pueden desencadenar reacciones alérgicas a través de sus secreciones, desde lagrimeo hasta dermatitis y asma. Por lo anterior y para evitar estos riesgos, es esencial adoptar medidas preventivas.
La higiene juega un papel crucial en la prevención de la presencia de cucarachas. Mantener una cocina limpia, almacenar alimentos adecuadamente, reparar fugas de agua y sellar posibles puntos de entrada son pasos fundamentales. Además, el uso de insecticidas y trampas puede ser efectivo para controlar su población.
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