Adentrándonos en los vastos abismos del universo, nos encontramos con un sinfín de maravillas cósmicas que despiertan nuestra curiosidad y asombro. Entre estas enigmáticas maravillas se ocultan los misteriosos “monstruos celestiales”, fascinantes fenómenos estelares que desafían el implacable paso del tiempo y nos revelan un cautivador vistazo a los recuerdos más antiguos de nuestro pasado cósmico.
¿Qué son los monstruos celestiales?
En las profundidades del universo existen misteriosas agrupaciones de estrellas llamadas ‘monstruos celestiales’, también conocidas como cúmulos globulares. Estos enigmáticos cúmulos son densas esferas que se extienden hasta 100 años luz de diámetro, conteniendo millones de estrellas que brillan intensamente en el firmamento.
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Así fue el descubrimiento de los monstruos celestiales
Recientemente, un grupo de astrónomos ha realizado un asombroso descubrimiento que cambia nuestro entendimiento sobre la formación temprana de estrellas. Usando técnicas avanzadas de análisis químico, han detectado un rastro químico de estrellas masivas en protocúmulos globulares, que nacieron tan solo 440 millones de años después del Big Bang. Este hallazgo presenta anomalías químicas únicas que no se encuentran en ninguna otra población estelar y desafía nuestras ideas preconcebidas sobre la formación estelar temprana.
Este hito en la investigación astronómica no hubiera sido posible sin el arduo trabajo del equipo de científicos de las Universidades de Ginebra y Barcelona, junto con el Instituto de Astrofísica de París (CNRS y la Universidad de la Sorbona). Este descubrimiento, sin duda, nos acerca más que nunca a descubrir los secretos más profundos del universo y sus orígenes.
¿Cuáles son las características de los monstruos celestiales?
El Telescopio Espacial James Webb ha revelado pistas asombrosas sobre la existencia de estas estrellas singulares. Los cúmulos globulares, con una masa entre 5 mil y 10 mil veces mayor que la del sol, albergan una temperatura central cinco veces más caliente.
Estos cúmulos tienen una edad de 10 mil a 13 mil millones de años, pero las superestrellas que los conforman desaparecieron prematuramente, con una vida máxima de solo dos millones de años.
Los científicos han descubierto que estos cúmulos poseen proporciones excepcionalmente altas de nitrógeno y una densidad estelar significativa. Esto solo puede explicarse por la combustión de hidrógeno a temperaturas extremadamente altas, que solo se logran en el núcleo de estrellas supermasivas.
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