El estrés es una parte inevitable de la vida, y la manera en que lo enfrentamos puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar. En la psicología, este proceso de gestión del estrés es conocido como Coping y comprende estrategias que utilizamos, consciente o inconscientemente, para manejar las demandas emocionales o situacionales que nos superan. ¿Lo habías escuchado? En los siguientes párrafos ahondaremos más al respecto.
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¿A qué se le llama Coping en psicología?
De acuerdo con los psicólogos Richard Lazarus y Susan Folkman, el Coping se define como “esfuerzos cognitivos y conductuales en constante cambio para manejar demandas externas e internas”. En términos simples, es nuestro sistema interno de ajuste que busca devolvernos el equilibrio emocional.
Sin embargo, el Coping puede dividirse en estrategias positivas y negativas:
- Positivas: Abordan el problema directamente o mejoran nuestra percepción del mismo, contribuyendo al bienestar a largo plazo.
- Negativas: Proveen alivio temporal, pero a la larga aumentan el estrés y afectan nuestra salud emocional y física.
Entre las estrategias positivas más efectivas destaca el hablar con amigos, familiares o un terapeuta alivia el estrés y refuerza los lazos emocionales. De igual forma, las prácticas como meditación o respiración profunda reducen la ansiedad y ayudan a enfrentar los desafíos con calma. Ejercitarse igualmente es recomendable porque libera endorfinas y mejora el estado de ánimo.
¿Cómo evitar el Coping negativo?
Algunas estrategias negativas de Coping, como la evasión o el refugio en hábitos poco saludables, pueden proporcionar un alivio momentáneo, pero empeoran el estrés a largo plazo. Ejemplos de estas conductas incluyen ignorar problemas, consumir en exceso alimentos o sustancias, y desconectarse emocionalmente.
Elegir estrategias positivas de Coping no solo nos ayuda a reducir el impacto del estrés, sino que también nos permite fortalecer nuestra inteligencia emocional y resiliencia.
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