Cada año, los meteorólogos enfrentan nuevos desafíos para predecir y entender los fenómenos climáticos que afectan nuestro planeta y en 2024, un nuevo actor ha entrado en escena: La Niña del Atlántico.
Este fenómeno, poco conocido hasta ahora, podría tener un impacto significativo en la temporada de huracanes de este año. Dicho esto, a continuación te decimos de qué se trata y cómo podría afectar el panorama climático en los próximos meses.
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¿Qué es el fenómeno La Niña del Atlántico?
Para empezar, es importante entender el evento en cuestión es la fase fría de un patrón climático conocido como “modo zonal del Atlántico”. Imagina el océano Atlántico como un gigantesco termostato que oscila entre períodos de calor y frío. Cuando las temperaturas en el Atlántico ecuatorial caen por debajo de lo normal durante al menos tres meses consecutivos (específicamente, 0.5°C o más), los expertos lo denominan La Niña del Atlántico.
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Dicho fenómeno se origina por una compleja interacción entre los vientos y la superficie del océano. Durante el verano, los vientos del sureste arrastran las aguas superficiales lejos del ecuador, provocando un “afloramiento ecuatorial”. Esto trae agua más fría desde las profundidades, formando una especie de lengua fría a lo largo del Atlántico ecuatorial.
Lo curioso es que este año, después de un período inusualmente cálido a principios de 2024, las temperaturas han caído rápidamente. Esta transición brusca ha dejado a los científicos con más preguntas que respuestas.
¿Cómo podría La Niña del Atlántico alterar la temporada de huracanes 2024?
Bajo este contexto, la Oficina Nacional de Administración Océanica y Atmosférica (NOAA) pronosticó una temporada de huracanes más activa de lo normal en el Golfo de Guinea. Sin embargo, este pronóstico se basaba en la presencia de “Los Niños” tanto en el Pacífico como en el Atlántico.
Ahora, la posible aparición de La Niña del Atlántico ha puesto todo patas arriba, ya que una variación de temperatura de apenas 0.5°C puede tener efectos cascada en todo el sistema climático. Es decir, podría alterar los patrones de viento, la humedad atmosférica y la formación de tormentas, todos factores cruciales en el desarrollo de huracanes.
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Por ahora, los meteorólogos están en una encrucijada. Los vientos del sureste, que normalmente favorecerían a La Niña, han perdido fuerza recientemente. Esto ha generado incertidumbre sobre si el fenómeno se manifestará plenamente en los próximos meses del 2024.
