Es habitual que nos preguntemos sobre nuestro origen, pero ¿cómo podemos hacerlo? La mejor opción es conocer tu apellido, pero ten cuidado porque podrías tener uno de los que están “malditos”.
Así es el cambio de orden en los apellidos de una persona.
Para ello hay que situarnos en la Inquisición, ya que durante ese periodo se ha llegado a establecer que habían ciertos nombres que no traían buena suerte.
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¿Cuáles son los apellidos que están “malditos”?
Los apellidos que desaparecieron por ser considerados malditos son: Aguiló, Bonnin, Cortés, Forteza, Fuster, Martí, Miró, Picó, Piña, Pomar, Segura, Tangorí, Valleiriola, Moyá y Galiana.
Este hecho pasa porque la Inquisición, al ser un tribunal eclesiástico, no podía ejecutar la sentencia de muerte que ella misma dictó.
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Cabe mencionar que hay otros cuántos apellidos que fueron condenados y esos fueron: Amorós, Andteu, Arbona, Arnau, Barbarí, Barceló, Beltrán, Bennasar, Blanc, Bonet, Bosch, Brondo, Canet, Carbonell, Cardina, Castell, Castelló, Cavaller, Cerdá, Cerdó, Colom, Coll, Company, Corretger, Dalmau, Dameto, Daviu, Doménech, Domingo, Durán, Escales, Ferrando, Ferrer, Fiol, Fornés, Franch, Galiana, Garau, Garí, Garriga, Giner, Gilabert, Grau, Gual, Jordá, Jordi, Juan, Juliá, Llorens, entre otros.
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