A través de un video en redes sociales, Azteca Yucatán compartió el momento en que cientos de sapitos invadieron la carretera que conecta los municipios yucatecos de Kinchil y Celestún. Pero lo insólito no termina aquí, pues el video fue grabado antes de que el huracán “Beryl” azotara en la península de Yucatán.
En el video se puede observar a los sapitos de color negro, brincando de un lado a otro mientras intentaban alejarse de la orilla de la carretera, lo que se cree es que estos anfibios comenzaron a salir de sus refugios debido a la presencia del fenómeno meteorológico “Beryl”.
Esto desató comentarios en redes sociales sobre si los animales presienten cuando se acerca una tempestad, si forma parte de su instinto de supervivencia o solo se trata de una casualidad.
Los sapos y otros animales ¿detectan el peligro?
Son diversos los estudios que se han enfocado en analizar el comportamiento de los animales ante la presencia de peligro o cambios ambientales, pues se ha documentado señales de estrés en animales ante cambios de la Tierra.
Un estudio dirigido por el Instituto Max Planck, reveló en 2017 que los animales podrían “sentir” los desastres, especialmente terremotos y huracanes, ya que al monitorear los patrones de movimiento de animales de granja en una zona propensa a desastres naturales en Italia, se descubrió que comenzaban a cambiar su comportamiento hasta 20 horas antes de un sismo.
También se ha documentado que los sapos son uno de los animales más sensibles a los cambios de presión atmosférica y, por lo tanto, a través de su comportamiento podrían “predecir” la llegada de lluvias o huracanes, que es cuando la tierra baja sus niveles atmosféricos.
En términos evolutivos, el comportamiento de huida para estos anfibios y cualquier otro animal está ligado al instinto de supervivencia, lo que les permite moverse de áreas que sean sorprendidas por cualquier fenómeno de la naturaleza devastador.
Carretera Kinchil-Celestún: zona de riesgo para los animales
La aparición de cientos de sapitos sobre la carretera Kinchil-Celestún no es un fenómeno tan sorprendente para los que recorren esa zona, pues a tan sólo 7.5 kilometros de donde se observaron a los anfibios se encuentra la reserva de la biosfera Ría Celestún.
Esa área natural protegida resguarda una gran cantidad de especies, entre mamíferos, reptiles y anfibios; especialmente los flamencos rosas.
Lo que ha representado un gran peligro para estos animales estar cerca de un tramo carretero bastante transitado, ya que en ocasiones los animales se alejan del área natural y terminan atropellados.
De acuerdo con un
estudio del Instituto de Ecología en Yucatán,
los animales más afectados son: sapos, boas, zarigüeyas, tecolotes, cocodrilos e iguanas. Por lo que se ha promovido campañas para que los automovilistas que pasen por esa zona, disminuyan sus límites de velocidad.