En la inauguración de los XXIV Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023, Nayib Bukele, presidente del país centroamericano, dio el discurso de bienvenida, en el que además de recibir a la élite deportiva de la región, mandó un mensaje puntual:
“Quiero aprovechar, ya que tenemos más de 600 medios internacionales, para que salgan a la calle y le pregunten a la gente, aquí en El Salvador pueden ir a cualquier lugar, es completamente seguro, pregúnteles qué opinan de El Salvador, qué opinan de este gobierno”.
Esto, después de que medios y organizaciones en favor de los Derechos Humanos le han acusado de faltar a la dignidad de los miles de detenidos desde que se implementó el Estado de Excepción , en marzo del 2022.
¿Se le puede llamar ‘humano’ a alguien que jamás se tentó el corazón y mató?
¿Y qué es el Estado de Excepción? A grandes rasgos, es una política con la cual los detenidos ya no tienen derecho a una defensa, pueden estar en detención provisional más de 72 horas y se pueden intervenir sus telecomunicaciones.
Bajo esta medida, 66 mil personas han sido detenidas, acusadas de ser pandilleras, y de estas, al menos 4 mil han sido ingresadas al Centro de Confinamiento de Terrorismo de El Salvador, una cárcel y proyecto estrella de Bukele, que equivale a cinco veces el Zócalo de la CDMX, y que tiene capacidad para 40 mil presos.
En dicha cárcel no hay camas, patios recreativos ni visita conyugal. Solo planchas metálicas para dormir, 19 torres de vigilancia, y un baño para cada 100 reos.
Y seguramente sí, es complicado de imaginar, y la pizca de humanidad que habita en nuestro interior nos dirá que es un castigo cruel, que atenta contra toda dignidad.
¿Pero qué pasa con las miles de familias salvadoreñas que por años debían cuidarse de los maras? ¿Pensaríamos igual si nos hubiera tocado ver cómo le disparaban en la cabeza a un primo, o violaban a alguna de nuestras vecinas?
¿Realmente se le puede llamar ‘humano’ a alguien que jamás se tentó el corazón y mató a alguien de su propia familia? ¿Realmente son dignos de derechos estos entes?
Los resultados han sido claros, en 2015, la tasa por homicidios en El Salvador era de 106 por cada 100 mil habitantes. Siete años después, bajó a 7 asesinatos, por la misma cifra de ciudadanos.
Estas cifras, aunadas a otros logros del gobierno salvadoreño, han desatado una Bukelemanía, sobre todo en redes sociales, donde incluso, personas de otras naciones reconocen la labor de Nayib y le piden sea presidente de sus países o de América.
Bukele, elegido para competir por la presidencia en 2024
De igual forma, Nayib Bukele tiene el 92% de aprobación entre los salvadoreños, lo cual podría llevarle a ser presidente por segunda vez, claro, siempre y cuando gane las elecciones de febrero.
Sin embargo, esta aceptación no ha impedido que organizaciones internacionales, Derechos Humanos y gobernantes se rasguen las vestiduras por las medidas que Bukele y su gobierno han tomado para detener a los criminales. ¿No será que sus intereses se están viendo afectados, más que una preocupación genuina por los detenidos?
Porque si de derechos humanos hablamos, el derecho a la vida de los salvadoreños fue violado una y otra vez por años, y ahí, nadie pronunció una sola palabra.
¿En verdad El Salvador se encamina hacia el autoritarismo o será que Bukele encontró la solución definitiva para terminar con la violencia que acechó a su país por décadas?