Tuvieron que salir de sus casas y dejarlo todo. La ola de violencia que se registra en la sierra de Chiapas ha obligado a poco más de 350 personas a migrar a Guatemala.
No había opciones. Quedarse en casa era estar a merced de los criminales o salir huyendo y seguir con vida lejos de su tierra, en busca de un espacio en el que puedan refugiarse ante la violencia que azota la zona.
“Así como pudimos nos salimos y nos venimos para acá, cruzamos para la línea de Guatemala, cruzamos aquí en Guatemala por el miedo de esa gente, porque ya no teníamos vida allá en nuestras casas”, dice Maruquita Pérez, mujer desplazada por la violencia en Chiapas.
Habilitan escuela para recibir a desplazados
La aldea de Ampliación Nueva Reforma, en Huehuetenango, Guatemala, ha habilitado su pequeña escuela para recibir a los hermanos mexicanos
Se trata de un sitio resguardado por las fuerzas especiales del Ejército guatemalteco y donde los habitantes de las aldeas de Cuilco se han volcado para ayudar a sus vecinos.
“Nos han recibido con los brazos abiertos porque somos, somos humanos. Venimos con una gran familia, sí, somos 150 de San José”, expresa Mario Martínez, desplazado por la violencia en Chiapas.
Montan muro para cuidarse de criminales
El miedo no solo se vive en el lado mexicano. Los habitantes de la aldea de oaxaqueños en Guatemala tomaron las primeras acciones para protegerse de los criminales y para ello colocaron un muro para evitar que ingresaran en motocicleta.
''El muro estaba como de un metro, se subió metro y medio más y se amplió para abajo, entonces ya dejaron de entrar definitivamente las motos, porque las motos son las que entraban a espiar el terreno’”, expresa un habitante.
El temor sigue latente y a lo lejos se escuchan los disparos. La incertidumbre entre los desplazados es latente pues desconocen si algún día podrán volver a México.