Doble tragedia: En Valencia enfrentan problemas para despedir a sus muertos
Panteones se ven llenos de lodo por la DANA que azoló Valencia hace unas semanas; voluntarios y demás familiares limpian dicha zona para facilitar funerales.
Hace 20 días, la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) arrasó la zona de Valencia, en España, dejando un panorama devastador y una cifra trágica de 216 muertos confirmados.
Este fenómeno natural ha marcado un antes y un después en la vida de miles de familias que, con el paso de los días, ven cómo su dolor se agrava. Las historias de pérdida y desesperación son cada vez más comunes, y muchas familias se enfrentan a la difícil situación de no saber qué hacer con los restos de sus seres queridos.
Familias no pueden enterrar a sus seres queridos en Valencia; ¿por qué?
Lourdes Gamero, familiar de una víctima , expresa la angustia de quienes han perdido a un ser querido: “Porque todos los tanatorios estaban reventados y el que no estaba reventado estaba lleno de barro”.
Esta situación refleja la incapacidad de los espacios destinados para despedir a los fallecidos, que aún no se recuperan del impacto brutal de la tragedia. Los tanatorios, funerarias y cementerios se encuentran desbordados, lo que ha dificultado la gestión de los cuerpos.
Sepultureros y equipos de rescate trabajan a marchas forzadas
Antonio Soriano, trabajador del cementerio de Catarroja , describe la magnitud del desastre: “Fuera de la catástrofe, aquí hemos tenido 1.70 de alto de agua por todos los lados y con una violencia que aquí no se había visto nunca.”
En medio de esta adversidad, la labor de los sepultureros ha sido vital. Sin embargo, son pocos los cadáveres a los que se les ha podido conseguir una tumba en este contexto caótico. Antonio destaca la gratitud de la gente hacia su esfuerzo: “Es de alabar que toda la gente nos ha dado las gracias porque el esfuerzo ha sido bárbaro.”
¿Quién es responsable de la tragedia en Valencia tras la DANA?
Mientras tanto, los equipos de rescate continúan su búsqueda por tierra, mar y aire para localizar a las personas desaparecidas. Un rescatista voluntario comenta: “Hay mucho animal, hay mucho sedimento vivo que nos distrae y hasta que tengamos suerte y encontrar algo.” La esperanza se agota en medio de los escombros y el lodo que cubren la región.
Los daños causados por la
DANA
son incalculables, especialmente en aquellos casos donde la esperanza parece agonizar. Lourdes Gamero resume la tragedia: “Lo hemos perdido todo, todo, todo. No nos queda nada”.