La Universidad de Kioto, Japón, y el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) lograron medir, por primera vez, los efectos que causan los sismos lentos en la corteza terrestre sumergida en el mar; significa un paso adelante hacia el futuro pronóstico de tsunamis.
Los sismos lentos son eventos de deslizamiento de la corteza terrestre, que en México duran hasta seis u ocho meses, y ocurren entre las placas tectónicas de Cocos (que es oceánica) y la de Norteamérica (que es continental), sin que los perciban los seres humanos.
Esta medición se logra tras 6 años de estudio, y esto permitirá comprender el origen de los tsunamis y podría ser un parteaguas para pronosticar en un futuro los terremotos.
La investigación fue en la Brecha Sísmica de Guerrero, implicó la instalación de estaciones geodésicas en el fondo marino. Entre los aparatos de medición destacan los inclinómetros que miden el movimiento del fondo oceánico tras el sismo lento, detalló Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador del IGEF y líder del proyecto.
Rotación de un sismo lento ayudaría a comprender el origen de los tsunamis
El grupo de sismólogos del Instituto de Geofísica (IGEF) de la UNAM, logró medir, por primera vez, la rotación del fondo oceánico que produce un sismo lento en la corteza terrestre sumergida en el mar, dato científico de frontera que ayudará a comprender el origen de los tsunamis.
“Este resultado fue posible dentro de un proyecto de la UNAM que funcionó de 2016 a 2022 y fue una cooperación internacional entre el Instituto de Geofísica de la UNAM y la Universidad de Kioto, Japón. El proyecto tuvo un financiamiento de 6.5 millones de dólares, dos terceras partes proveídas por Japón y una tercera parte por México, a través de instancias como CONACYT (hoy CONAHCYT) y la UNAM”, afirmó el director del IGEF, José Luis Macías Vázquez.
En nuestro país se suscitan notablemente al sur del territorio con cierta periodicidad, cada 3.5 años en Guerrero y 1.5 en Oaxaca, aproximadamente.
Al comprobar los datos recogidos por los inclinómetros en diversas campañas oceanográficas, los científicos descubrieron, sumando otros registros del aparato, que podían conocer cuánto había rotado el fondo marino como resultado de dos sismos lentos bajo el mar entre julio y septiembre de 2021 el primero, y entre enero y abril de 2022, el segundo.
Los científicos del IGEF buscan nuevas fuentes de financiamiento para un proyecto de frontera que requiere recursos económicos, ya que implica comprar e instalar los equipos de medición en mar y tierra para robustecer las investigaciones.