¿Sabías que los charales no son solo bocadillos populares en sus versiones fritas o secas, sino también héroes ecológicos en sus hábitats naturales? Sin embargo, están en peligro por diversos factores que reveló la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Estos diminutos, pero valientes nadadores, tienen beneficios esenciales tanto para la cultura como para la economía de regiones como Jalisco, Michoacán y el Estado de México.
Especies invasoras que afectan a los charales
La introducción de especies como la carpa común y la carpa dorada está alterando los ecosistemas donde habitan tradicionalmente estos peces. Estos intrusos no solo compiten por alimento, sino que también traen enfermedades y parásitos que afectan directamente la salud y reproducción de los charales.
Una de las más destructivas es la lobina negra, depredadora introducida para pesca deportiva. Este pez carnívoro devora a los charales sin tregua, provocando un desequilibrio crítico, indicó la UNAM.
A eso se suma la presencia de la taenia asiática, un gusano parásito que llegó junto con carpas herbívoras y que ha infectado lagos, deteriorando aún más la salud de estos peces.
Y como si no fuera suficiente, la contaminación por actividades humanas, desde aguas residuales hasta desechos industriales, está deteriorando su hábitat. Aguas turbias y tóxicas sustituyen los espacios donde antes prosperaban estos pequeños peces plateados.
Por lo anterior, es crucial tomar acción ahora para asegurar que los charales mexicanos sigan nadando en nuestras aguas, aportando a la biodiversidad y a la cocina tradicional, con sus recetas de charales fritos o en botanas de charales secos.
Desde una mejor regulación de especies introducidas hasta políticas efectivas contra la contaminación, cada paso cuenta. Además, visibilizar los beneficios de los charales puede impulsar su protección en comunidades locales.
Salvar a los charales no es solo conservar un alimento típico: es proteger un eslabón fundamental de nuestros ecosistemas acuáticos. Si ellos desaparecen, mucho más se irá con ellos.
¿Cuáles son los beneficios de los charales?
No solo son versátiles en la cocina, pueden comerse fritos con limón y sal, empanizados, con chile seco, ajo o huevo, también son una fuente poderosa de nutrientes esenciales.
Estos pescaditos contienen calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasio, yodo, niacina y vitaminas A, B, C y E, necesarias para el buen funcionamiento del sistema nervioso y la salud general, según la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca.
Además, son ricos en omega 3, tienen proteínas de alto valor biológico, pocas grasas, cero carbohidratos y una carne magra y fácil de digerir.
Incluirlos en tu comida ayuda a reducir el colesterol, prevenir enfermedades cardíacas, anemia y osteoporosis. Por eso, se recomiendan en dietas de adelgazamiento y para personas en recuperación.
¿Qué recetas se hacen con charales?
Los charales pueden servirse como botana, plato fuerte, en tacos, caldos, salsas o incluso bebidas y tamales. En estados como Jalisco y Michoacán, los charales secos se tuestan con chile y sal de gusano para acompañar mezcal o tequila.
También existen recetas como tacos de charales con pico de gallo, charales empanizados, guacamole con polvo de charal y carne asada marinada con especias y charal molido.
En épocas como la Cuaresma, se preparan tamales rellenos de charales, charales en escabeche o en caldillo con nopales y verduras. Otras recetas incluyen salsas de tomatillo con charales, tortitas con papa y nopales, e incluso polvos para sazonar sopas y ensaladas.
Estas preparaciones mantienen viva una parte de la cocina prehispánica, y a la vez revalorizan el charal como ingrediente principal en platillos contemporáneos.