¿Es posible que la fe y el terror puedan coexistir? Solo nuestro México surrealista es capaz de juntar ambas cosas sin el menor contratiempo y todo en arte: las máscaras.
Para muestra, el Paseo de los Pregoneros en San Francisco Tlalcilalcalpan, una especie de carnaval que se lleva a cabo en los primeros días de octubre en honor a San Francisco de Asís, el patrono del poblado del Estado de México.
Por dos días, los lugareños rinden devoción al santo de una forma peculiar; vestidos de hombres lobo, brujas o payasos tenebrosos, recorren las calles del pueblo hasta llegar a la iglesia de San Francisco, acompañados de música de banda, alcohol y mucho baile.
Disfraces de látex, peluche o terciopelo, son portados con orgullo y fe sin importar caminar por horas bajo el sol.
“Es una manda”, cuenta José Antonio Celaya, dueño de Infernal Jack, uno de los talleres de máscaras más importantes del pueblo mexiquense, y que tiene desde hace ocho años. “Llevamos una penitencia y pedimos por la salud, por la familia y por el trabajo.”
Un tanto por hobby y un tanto por necesidad, este criminólogo de profesión decidió hacerse del oficio de productor de máscaras, después de pasar por momentos difíciles a la hora de buscar empleo. “Estuvimos tocando puertas en CEFERESOS, en aduanas y en la Policía Federal, pero se complicaron las cosas, ya estaba casado y de cierta manera debía encontrar la forma de tener un ingreso”, explica José desde el lugar donde fabrica sus obras.
Tal como dice, las cosas se le han ido dando, ya que en un inicio de ser solo él, Kathya, su esposa, su cuñado y su primo, la planta ha crecido a 10 trabajadores y están ampliando sus instalaciones: en una construcción de dos pisos, la planta baja servirá para acabados, y la planta alta para modelado y pintura.
El látex, el silicón y el poliuretano son los principales materiales que le dan vida a guantes, atuendos de cuerpo completo, o máscaras. Para eso, primero debe tenerse un diseño elegido por el cliente, después, en maniquíes, José se encarga de esculpirlo con estiques ya sea en barro, plastilina o arcilla, para después sacar un molde de otra variedad de materiales como fibra de vidrio o yeso. Ya con el molde, se crean las piezas que deberán ser cortadas y resanadas antes de pasar a pintura y terminado.
Las largas barbas o cabelleras que tienen estos personajes extraordinarios son de cola de caballo, se injertan mechón por mechón y en ocasiones pueden teñirse para crear un acabado más extravagante (como si la máscara no lo fuera por sí sola). Este paso, considera José Antonio, es el más laborioso de todo el proceso, pues debe quedar lo más apegado a la realidad.
José y Kathya están casados desde hace 10 años, juntos han visto crecer la empresa, a la par que a sus dos hijos, Abril de ocho años y Jack de cinco, y de quienes preferirían que tuvieran una profesión, aunque no les impondrían nada, porque el ambiente espeluznante, las máscaras y el terror, como dice Kathya, “es algo que aquí en San Francisco vemos desde niños, crecemos con esta tradición”.
Y no solo crean disfraces para el público, sino también para uso propio. El Paseo de los Pregoneros será en dos semanas, y con todos los pedidos de clientes ya entregados, los colaboradores de Infernal Jack se dedicarán a crear los atuendos que vestirán esos dos días. Todos formarán parte de una comparsa, junto con familiares y amigos de José, y estarán listos para cumplir sus mandas.
Eso sí, prefieren no comentar cuál será su temática de este año, algo común entre los habitantes de San Francisco, debido a los plagios de diseños y de ideas.
La evolución que José Celaya ha tenido en su creación de máscaras queda registrada con la primera pieza que hizo mientras estudiaba un curso al respecto. La conserva de recuerdo y cuenta que se inspiró en una imagen que encontró en internet. Él no sabía que dicho trabajo sería el primero de muchos más y que sería tal su mejora en hechura y materiales, que llegaría a exportar durante todo el año a Colombia, Estados Unidos o Bolivia.
Sus sueños aún no terminan, porque además de darse a conocer en provincia y otros países, está decidido a seguir preparándose, a tal grado de poder entrar a las grandes ligas de la caracterización, al lado de cineastas como Guillermo del Toro.