A veces me pregunto si los dictadorzuelos de América Latina tienen problemas mentales. ¿O tal vez, el del problema es aquel que quiere seguir un modelo completamente fracasado como el de Cuba, Venezuela y Nicaragua?
Replicar el comunismo, el socialismo, el socialismo del siglo XXI o como quieran llamarlo, es definitivamente perder el tiempo, o simplemente muy pocas ganas de que un país sea próspero.
Si no están de acuerdo conmigo, solo volteen a ver la sociedad cubana, la venezolana o la nicaragüense. Mejor aún si conocen a una persona de esa nacionalidad para que le pregunten: ¿cómo la están pasando en su tierra?
Acabados políticamente.
Estrangulados económicamente.
Desbaratados socialmente.
¿Libertad de expresión? Inexistente
A ese cóctel agréguele: tortura, autocensura, escasez, mentiras, promesas falsas, populismo. Y la lista es larga.
Lo diré de una manera más explícita: el comunismo es un sistema absolutamente fracasado y está comprobado.
A los psiquiatras y neurólogos se les hace agua la boca tener de paciente a Daniel Ortega y escudriñar qué hay en su cabeza. Porque tener a tu país patas arriba y encima querer perpetuarte en el poder, no es un pensamiento de una persona sana.
22 años para ser un país ejemplo de América Latina, pero en cambio han sido 22 años de miseria, de represión, de corrupción, de callar a voces en contra, de encarcelar a los opuestos, de desaparecer a los medios de comunicación, de fortalecer a una policía que trabaja para ti, de insultar al que piensa distinto. 22 años de poder, Daniel Ortega .
¿Qué te pasó?
Si llegaste con la promesa de quitar a los mismos de siempre, para que la situación no fuera la misma, pero terminaste siendo el mismo.
Que irónico en lo que te has convertido. Un revolucionario que terminó siendo un dictador.
Nicaragua está en crisis. Acéptalo.