A un siglo de concluida la restauración de la Pirámide de la Serpiente Emplumada en Teotihuacan, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) convocan a un concurso de diseño para el rescate de este edificio, uno de los más emblemáticos de la llamada Ciudad de los Dioses, y de los más bellos del México prehispánico.
Fue en 1921 cuando el arqueólogo Manuel Gamio concluyó la exploración y restauración del también llamado Templo de Quetzalcóatl, luego de un trabajo de cuatro años.
Según el INAH, a partir de ese momento comenzó una carrera a contrarreloj para conservar el edificio, pues si bien éste se mantuvo en condiciones estables durante mil 500 años, desde su construcción en el año 350 d.C., la exposición a los elementos en el último siglo ha sido implacable:
“Se trata de un proceso de deterioro que se ha acelerado en los últimos 18 años, particularmente por la lluvia, el viento, la humedad, la contaminación y las marcadas oscilaciones térmicas diarias y estacionales, así como por la radiación solar”, explica Diego Prieto, director del INAH.
Además, entre los años 50 y 80 del siglo XX, se realizaron diversas intervenciones a la pirámide, utilizando productos que a la postre resultaron incompatibles, pues afectaron la conservación de los elementos pétreos que decoran los paramentos: representaciones de serpientes emplumadas en los taludes y tableros de cada uno de los siete cuerpos que la pirámide tuvo originalmente.
Por su parte, Rogelio Rivero, director de la Zona Arqueológica, explicó que la exposición a los elementos afecta a otros edificios de Teotihuacan, aunque se trata de situaciones diferentes:
“El estado de conservación de los monumentos más grandes de la zona es diferencial, la Pirámide del Sol tiene unos problemas, la de la Luna tiene otros problemas, la Pirámide de la Serpiente Emplumada tiene otros problemas; cada una tiene su propia problemática, pero todas tienen que ver con el intemperismo”.
A fin de detener el deterioro de la Pirámide de la Serpiente Emplumada, el INAH lanzó una convocatoria internacional para el diseño de un sistema de protección de la fachada poniente, que evite el exceso de humedad y el deterioro de los vestigios, de una manera eficiente, funcional y estética.
Para Aída Castilleja, secretaria Técnica del INAH, ante el daño que sufre la pirámide, la protección de la misma es una necesidad impostergable, “ese riesgo ya no se puede correr y de ahí la importancia que se le da al proyecto” de rescate.
El concurso está dirigido a ciudadanos mexicanos o extranjeros, sin límite de edad, especialistas en ingeniería civil o arquitectura, que podrán participar de forma individual o colectiva.
El premio consta de 600 mil pesos y los ganadores se darán a conocer el próximo año; luego dará inicio la fase de recaudación de fondos para la ejecución de la obra.
Declarada como patrimonio mundial desde 1987, Teotihuacan es la zona arqueológica más visitada de todo el país.
