¿Te cuesta concentrarte? ¿Eres impulsivo o inquieto? ¿Te olvidas con frecuencia de las cosas? Si estos síntomas te resultan familiares, es posible que tengas Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), una condición que afecta a millones de adultos en todo el mundo.
Algunos adultos que padecen este trastorno no saben que lo tienen. Ellos pueden sentir que es imposible organizarse, durar en un trabajo o recordar, acudir a sus citas.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por un patrón continuo de falta de atención, hiperactividad o impulsividad que interfiere significativamente con el funcionamiento diario de la persona.
Aunque se asocia comúnmente con la infancia, el TDAH puede persistir hasta la edad adulta y afectar diferentes aspectos de la vida, como las relaciones, el trabajo y el rendimiento académico.
¿Cómo es el comportamiento de una persona con TDAH?
Los síntomas del TDAH en adultos pueden variar en intensidad y manifestarse de diversas maneras. Algunos de los más comunes incluyen:
- Falta de atención: Dificultad para prestar atención, seguir instrucciones, concentrarse en tareas o recordar detalles.
- Hiperactividad: Inquietud excesiva, dificultad para permanecer sentado, hablar en exceso o interrumpir a los demás.
- Impulsividad: Actuar sin pensar, tomar decisiones apresuradas, tener dificultad para esperar turnos o controlar las emociones.
El diagnóstico del TDAH en adultos puede ser complejo, ya que los síntomas pueden confundirse con otras afecciones como el estrés, la ansiedad o la depresión. Para un diagnóstico preciso, es importante consultar con un profesional de la salud mental que realice una evaluación exhaustiva.
El TDAH no tiene que ser una limitante. Con un diagnóstico y tratamiento adecuados, las personas con este trastorno pueden aprender a manejar sus síntomas, desarrollar estrategias de organización y planificación, mejorar sus relaciones y alcanzar sus metas personales y profesionales.
Si crees que podrías tener TDAH, no dudes en buscar ayuda profesional. Un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia en tu calidad de vida.