Erika y el Síndrome de Sjögren: Una lucha contra la sequedad y el dolor

El Síndrome de Sjögren es la segunda enfermedad autoinmune más común después de la artritis reumatoide; con frecuencia se diagnostica de forma tardía.

Por: Jessica Moguel y Ollinka Méndez

Imagina sentir hambre, pero que comer te cause dolor, tener ganas de llorar y no poder derramar una lágrima. Esta es la realidad de Erika y miles de personas que padecen el Síndrome de Sjögren , una enfermedad autoinmune que ataca las glándulas encargadas de producir lágrimas, saliva, moco y otros fluidos corporales esenciales.

Para la mayoría de nosotros, disfrutar de una comida condimentada o expresar nuestras emociones a través del llanto son acciones cotidianas. Sin embargo, para Erika y otros pacientes con Sjögren, estas simples actividades se convierten en experiencias dolorosas y frustrantes.

¿Cuáles son los síntomas del Síndrome de Sjögren?

El Síndrome de Sjögren se caracteriza principalmente por la sequedad en la boca y los ojos, lo que puede provocar dificultad para masticar, tragar y hablar, así como visión borrosa y picazón en los ojos. En casos más severos, la enfermedad puede afectar otras partes del cuerpo, como las articulaciones, la piel, los pulmones y los riñones.

Erika, al igual que muchos pacientes, tardó años en recibir un diagnóstico preciso. Sus síntomas, que incluían sequedad extrema en la boca, dificultad para llorar y dolor articular, inicialmente fueron atribuidos a otras causas. No fue hasta que su abuela y su madre, ambas diagnosticadas con Sjögren, la orientaron hacia la posibilidad de esta enfermedad.

El Síndrome de Sjögren, a pesar de ser la segunda enfermedad autoinmune más común después de la artritis reumatoide , con frecuencia se diagnostica de forma tardía. Esto se debe a que sus síntomas pueden ser vagos y confundirse con otras afecciones.

Actualmente, no existe una cura para el Síndrome de Sjögren. El tratamiento se enfoca en controlar los síntomas y prevenir complicaciones. Las opciones terapéuticas incluyen medicamentos para reducir la inflamación, lágrimas artificiales y saliva artificial, así como cambios en el estilo de vida como una dieta saludable y ejercicio regular.

Un llamado a la visibilización y el apoyo

El Síndrome de Sjögren, aunque desafiante, no tiene que ser una sentencia de dolor y limitaciones. Con el apoyo de la comunidad médica, la investigación y la comprensión de la sociedad en general, se puede avanzar hacia un futuro donde las personas como Erika puedan vivir una vida plena y significativa.

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