En los últimos días, en redes sociales ha circulado el nombre de “Sibo”, una enfermedad que ataca el intestino delgado , pero, ¿por qué? Todo se debería a lo común de sus síntomas.
El “Sibo” es una enfermedad que se define por el sobre crecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés). Se presenta por un crecimiento excesivo de bacterias que proceden del intestino grueso.
De acuerdo con algunos especialistas, normalmente, el intestino delgado contiene una cantidad relativamente baja de bacterias en comparación con la zona del colon en el intestino grueso; sin embargo, al padecer Sibo, estas bacterias se multiplican de manera anormal y pueden causar una serie de síntomas y trastornos difíciles de controlar.
¿Cuáles son los síntomas del Sibo?
La enfermedad puede afectar la absorción adecuada de nutrientes en el intestino delgado, lo que a su vez puede llevar a una mala nutrición así como una deficiencia de vitaminas y minerales. Entre los principales síntomas del Sibo se encuentran:
- Hinchazón y dolor abdominal
- Fatiga
- Diarrea
- Estreñimiento.
- Exceso de gases
- Náuseas
- Pérdida del apetito
- Sensación incómoda de saciedad después de comer
- Pérdida de peso involuntaria
¿Cómo afecta el Sibo al intestino delgado?
Si crees padecer Sibo, se recomienda acudir al médico especialista para recibir tratamiento adecuado, ya que esta dolencia puede producir severas afectaciones al intestino delgado como:
- Malabsorción de grasas con consecuente esteatorrea y pérdida de vitaminas liposolubles
- Leve hipoproteinemia (proteínas en sangre)
- Déficit de cobalamina (vitamina B12)
- Niveles normales o ligeramente elevados de vitamina K y vitamina B9 (folato)
- Posible causa del síndrome del intestino irritable, lo que continúa investigándose
¡Tómalo en cuenta! En casos muy avanzados, puede ser necesaria una cirugía, pero el tratamiento más común son los antibióticos y cambios en la dieta.
Aunque las causas varían en función del paciente, para diagnosticar esta enfermedad, los métodos más usados se basan en la medición de hidrógeno producido del metabolismo hidrocarbonado de las bacterias luminales en la respiración exhalada.
Para el diagnóstico del Sibo generalmente se realizan un test de gases espirados, también conocido como test del aliento, que se aplica luego de administrar lactulosa o glucosa.
